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Camila Valenzuela: Los desafíos de escribir para lectores juveniles que son 2.0

Los jóvenes no sólo leen, crean comunidades, comparten información en la red y se hacen fans. Esta escritora de literatura juvenil reconoce que es difícil hacerse un espacio cuando los autores extranjeros vienen apoyados por el merchandising.

10 de Diciembre de 2014 | 08:01 | Por María José Errázuriz L.
Es la ganadora del IX Premio Barco de Vapor que distingue las mejores plumas dedicadas a niños y adolescentes, pero ella, realmente, siente que ello no le cambiará la vida. Su pasión es escribir para este segmento, atraerlos, comprometerlos y dejarlos volar a través de la literatura fantástica juvenil, un nicho en explosión.

Licenciada en literatura, magister en historia del arte y actualmente candidata a doctora en literatura en la Universidad de Chile, a sus 29 años no expresa mucha conciencia del impacto que su trilogía Zahorí alcanzó ya con sus dos primeros libros. Mientras prepara el tercero de la saga, en su última entrega, “Nieve negra” y que la hizo acreedora del importante premio, reescribe cuentos clásicos infantiles, en este caso, Blancanieves.

Camila Valenzuela, casada, reparte su tiempo entre sus obras y sus clases en el diplomado de literatura juvenil que imparte en el Usach. Porque definitivamente respira letras: sus primeros recuerdos la sitúan a los 9 años escribiendo poesía en los recreos, mientras los demás jugaban.

Ya es parte de la leyenda su primera novela corta que escribió a los 11 años en clases de matemáticas y que pasaba entre sus amigas por capítulos, corcheteada. La siguiente, un año después, fue la base de su saga con la que debutó.

Sus padres fueron fundamentales en su vocación; él, muy lector, predicaba con el ejemplo; mientras que su madre no escatimaba tiempo ni recursos para llevarla a bibliotecas o librerías a comprar textos. “Nunca se me negó un libro, se me podía negar ropa o un carrete, pero nunca un libro”, cuenta.

-¿Cuándo descubriste que querías ser escritora?
“Cuando escribí esa novela en 7° básico y veía que mis amigas gozaban, como yo lo hacía escribiendo. Un año después de esa primera novela escribí Zahorí, aunque ese manuscrito tenía 100 páginas. Lo que pasa es que me encontré con él 10 años después ordenando mi pieza y lo reescribí”.

-Antes de ello ya habías terminado el magister. ¿En ese camino, nunca pensaste hacer literatura que no fuera juvenil?
“Siempre supe que lo mío era la literatura, pero no tenía muy claro que fuera la juvenil. Yo llegué a ella como lectora y después me encontré escribiendo.
“Me interesaba la construcción de los personajes que se conoce como novela de formación, o sea, donde se plantea a un protagonista, héroe o heroína, que cruza un umbral ya sea real o fantástico y que a partir de eso se va construyendo a sí mismo. Esa construcción me interesaba entenderla porque en los últimos años ha habido un boom de la literatura juvenil”.

-¿Crees que los adolescentes estaban botados antes de este de boom, de Harry Potter? Porque antes estaba “El Señor de los Anillos” y no mucho más.
“Y eso que Tolkien no pensó a “El Señor de los Anillos” para adolescentes. Juan Cervera, un teórico español, habla de la literatura ganada y dice que, en general, la literatura juvenil se ha constituido a partir de novelas que no fueron hechas para ellos, sino que se los atribuyeron después como “La isla del tesoro” o “Sandokán”. Esos autores no pensaron en un público juvenil, sino que con los años se lo atribuyeron a los adolescentes. Y lo que pasa ahora es que se escribe específicamente para ellos, no es literatura ganada”.

-¿Por qué; los vieron como un mercado o había una falencia?
“Se puede abordar desde distintos prismas. Desde el editorial, efectivamente, es un nicho muy rentable, y desde la literatura, hay un vacío tanto teórico como creativo; estudios literarios hay muy pocos y son de afuera. Es una mezcla entre que es rentable, que hay un espacio, que es necesario y que a los jóvenes les gusta”.

-Es singular que haya un boom de la literatura juvenil, cuando se les considera que sólo tienen vida para la tecnología.
“Esto tiene que ver con cómo está construido el lector de hoy que es 2.0. Cuando nosotros éramos pequeñas las lecturas a las que llegábamos nos las daba el profesor o los padres, era una lectura individual, que no compartíamos y generalmente, éramos los ñoños del curso; en cambio ahora, el lector es activo, genera comunidades en internet, tienen canales en YouTube, existen los booktuber que se recomiendan libros, hacen fans fick y encuentros donde participan.
“Obviamente la lectura siempre va a ser algo más individual, pero estamos viendo algo más interactivo. Se suma el cine, donde sale el libro y sale la película. Son más que lectores”.

-En este boom de la literatura juvenil, ¿cuesta sobrevivir o es algo que enfrenta todo escritor en cualquier segmento?
“No sé cómo será en otros ámbitos, porque estoy abocada a lo mío, no sé cómo funciona para el escritor de adultos o infantil, pero para mí es difícil, porque los que escribimos para adolescentes no estamos compitiendo contra el autor extranjero, sino que contra todo en merchandising que hay, o sea, competimos contra la película, la banda sonora, la chapita, los disfraces. Es difícil entrar dentro del radar de los jóvenes si no tienes ese mismo despliegue.
“Igual, creo que hay que darle tiempo al tiempo en el sentido que los autores nacionales están agarrando fuerza”.

-¿Por qué la literatura juvenil quedó encasillada en lo fantástico? ¿A los jóvenes nos les interesa algo que responda a moldes clásicos?
“No creo que esté encasillada en lo fantástico; de hecho los grandes éxitos de estos últimos años son “Bajo la misma estrella” o “Eleonor & Park”, que son novelas súper realistas. Abordan problemas como padres abusadores, niños enfermos de cáncer y son novelas que han tocado a los jóvenes. Sí pasó que en un momento estuvimos muy pegados en el tema de los vampiros por “Crepúsculo”, pero eso ya fue”.

-¿Crees que hay una suerte de ninguneo respecto de la literatura juvenil fantástica?
“Creo que cada vez menos, a lo mejor, hace unos años sí, pero desde la academia, que es la vereda donde estoy yo, se está tomando en cuenta la literatura infantil-juvenil y la necesidad de crear un discurso teórico-crítico al respecto. Es una deuda que tienen los estudios literarios en Chile respecto de este ámbito de la literatura que ha sido relegado a segundo plano y que de a poco ha ido ganando terreno”.

-Hasta hace poco la literatura juvenil tenía sólo personajes hombres y hoy se observa literatura que podríamos decir es para mujeres. Tú tienes Zahorí cuyas protagonistas son mujeres. ¿Las mujeres, al fin, encontraron su expresión?
“Es importante eso. La española Teresa Colomer tiene un gráfico que demuestra que la mayoría de las novelas para jóvenes tienen un protagonista masculino, casi un 70% y eso, según ella, se debe a que la adolescente niña está dispuesta a leer un libro con un protagonista masculino y no así al contrario por el rollo de ‘ay, él está leyendo un libro de mujercitas’. Ellos son los que dicen no a las novelas escritas supuestamente para mujeres, cuando en realidad no lo son.
“Esto ha mutado en el último tiempo a literatura unisex donde la protagonista es mujer como en “Los juegos del hambre”. Ahora hay que tener cuidado porque en esas obras las protagonistas tienen su femineidad un poco relegada; hay que ver cómo son construidas, si se usan patrones masculinos”.

Camila señala que en su juventud Tolkien y J.K.Rowling la marcaron, pero que haber estudiado literatura le abrió el espectro a autoras como Marguerite Duras, Marguerite Yourcena y, Annais Nin que le encantan. Eso, y el que en su familia haya solo mujeres –hermanas y sobrinas- le facilitó derivar a una literatura donde las mujeres son sus protagonistas.

-¿Este nicho te acomoda o piensas escribir para adultos?
“Uno nunca sabe dónde va a estar 10 años después. No es que me acomode la literatura juvenil, porque no me gustan los lugares seguros, pero creo que hay mucho por hacer y me entretengo escribiendo para jóvenes”.

-¿No temes que te encasillen? A la Rowling le costó demostrar que podía escribir otras cosas y tuvo que usar seudónimo masculino.
“Creo que la Rowling probó con la misma saga de Harry Potter la tremenda escritora que es. Puede que yo esté sesgada porque a mí me gusta su pluma, entonces creo que ella tiene mucho por hacer en el mundo infantil, juvenil y adulto”.

-¿El premio Barco de Vapor, sientes que te validó?
“Es que no me interesa que me validen porque soy muy piola. No estoy dentro del jet set literario; estoy en mi casa escribiendo y con suerte voy a Filsa a firmar libros por compromisos editoriales. Creo que eso de que te validen tiene que ver con el ego y a mí la práctica de yoga me ha enseñado que el ego no vale nada”.

-Sí, pero todo escritor quiere ser leído.
“Sí, una cosa es ser leído y otra ser validado por tus pares. A mí me interesa que me lean los adolescentes porque escribo para ellos, no para la crítica ni mis pares”.
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