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El Swing, el baile de los años 30 que crece en Santiago

Con festivales y encuentros en la calle, los fanáticos del "lindy hop" -que cada año suman más-, llenan de un espíritu retro y alegre la capital.

23 de Mayo de 2016 | 10:41 | EFE
SANTIAGO.- Tres jóvenes bajan de un taxi en el barrio Bellavista. Por debajo de sus abrigos se escapan faldas a lo Doris Day, que se asoman entre los rápidos pasitos que dan las mujeres para ingresar a un destartalado y oscuro bar, donde se celebra una de las fiestas de 'Swing' que desde hace tiempo revolotean en las noches de Santiago.

En el lugar se pueden ver parejas de bailarines, todos vestidos como en los años cuarenta. Ellos, con boinas y suspensores. Ellas, con impecables vestidos hasta la altura de las rodillas y labios color carmín.

En el aire empieza a flotar una rápida melodía de jazz y la mirada de los espectadores se enreda en un bosque de piernas de movimientos rítmicos y frenéticos. Y, de repente, unos tambores anuncian que viene "Sing, sing, sing" (de Benny Goodman) y la multitud se enciende con pasos imposibles y giros veloces que elevan las faldas de las mujeres.

Para esta comunidad de bailarines atrapados por el baile conocido como "lindy hop", perderse en la improvisación melódica del jazz es parte de la gracia. Y vibrar junto a veinte eufóricas parejas completa la experiencia.

Ellos son los autodenominados 'hoppers', una comunidad conformada gracias al trabajo de la escuela Swingtiago, cuyos fundadores llegaron directamente desde Barcelona, y en solo dos años han logrado levantar la cultura swing y “lindy hop” en la capital.

"Desde su rescate en los años 90, el 'lindy hop' no ha parado de extenderse. La energía positiva que desprende y la familiaridad con la música swing han sido la clave para que haga furor en todo el mundo", dijo Laura Bel, una catalana cofundadora –junto a Alex Mollá- de Swingtiago.

Según opina, la profunda crisis económica que azotó a Europa en los últimos años hizo que la sociedad actual haya empezado a preguntarse "¿qué falló en el camino?", motivo por el cual muchos "han vuelto la mirada hacia el pasado y la moda retro".

Santiago no es la excepción. Y hoy por hoy, se hace común ver gente bailando estos ritmos no solo en casas, salas o escenarios, sino también invadiendo parques, plazas y calles. Tanto ha sido su éxito, que ayer domingo finalizó el segundo festival de este baile, el que por 4 días transformó a Santiago en uno de los epicentros del "lindy hop" en Sudamérica.

"Es una gran fiesta", dijo Alex Mollà, sobre este encuentro que reunió a un centenar de fanáticos provenientes de más de diez países. Y recalcó que el éxito de esta segunda convocatoria "demuestra que la familia 'hopper' en Chile crece sin parar y tiene muchas ganas de aprender".

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