Kioto es una de las ciudades más importantes y grandes de Japón. Ubicada en la zona central de la isla de Honshu, esta metrópolis guarda un incalculable legado histórico, artístico y arquitectónico de este país ya que durante la Segunda Guerra Mundial fue una de las pocas urbes que no sufrió los implacables bombardeos de la aviación estadounidense.
Entre sus monumentos más representativos, y destinos obligados para los viajeros, está el Palacio Imperial, el Castillo Nijo, el Kinkaku-ji y el Ginkaku-ji, o el Santuario Heian y el Fushimi Inari-taisha, además de muchos otros.
Pero si bien estos lugares son una parada obligada para quienes llegan a esta ciudad, al oeste de la metrópolis hay un lugar que ha sido calificado como mágico y encantador por quienes han tenido la suerte de conocerlo.
“Estos bosques son adonde van los japoneses a desestresarse, y a intentar recuperar el aprecio y el valor por el silencio"
COCHA
Se trata de los míticos bosques de bambú Arashiyama, un parque que demanda al menos un día completo para recorrerlo y disfrutar a plenitud de sus bondades.
Si el visitante puede destinarle un día a esta zona de Kioto podrá realizar una entretenida excursión en tren o barca. De contar con menos tiempo la recomendación es que seleccione solo algunos sectores que son de su interés para que pueda disfrutarlo debidamente.
Al interior de Arashiyama se encuentra el templo Tenryuji considerado uno de los cinco más grandes de Kioto y el más impresionante de la reserva. De ahí nada mejor que caminar hasta el bosque de bambú e intentar conseguir las mejores fotografías en un escenario simplemente de fantasía.
“Estos bosques son adonde van los japoneses a desestresarse, y a intentar recuperar el aprecio y el valor por el silencio. Cuando las copas de los bambús se mecen con la suave brisa, generan un murmullo que los propios japoneses han definido como uno de los 100 sonidos característicos de Japón. Lo mejor es visitarlos en la mañana, para disfrutar de todas las tonalidades de verde de los árboles”, recomiendan en la agencia de viajes COCHA.
Muy cerca de ahí se halla el parque Kameyama, un lugar que también es utilizado por la población local para arrancar del ajetreo de la ciudad y de los turistas que visitan la zona. Nada mejor, han dicho quienes lo conocen, que entregarse a una profunda meditación gracias a la tranquilidad que inspira el entorno del jardín.
En la zona también se encuentra el templo Goiji que se recomienda visitar durante otoño debido a las bellas imágenes que ofrece su jardín de musgos y arces. Si no puede ir durante esa estación no se preocupe ya que de igual manera el escenario es encantador.
Otro templo que se debe visitar al estar en el parque Arashiyama es el Otagi Nenbutsuji, que es mundialmente famoso por sus 1.200 estatuas de piedra que se conocen como "rakan" por representar a devotos de Buda, cada una con una expresión diferente.
De regreso al centro del parque la recomendación es que pase por el puente Togetsukyo desde donde se consigue una increíble vista del sector. De ahí vaya a una cafetería y disfrute de un helado de matcha, un donut de tofu o el yu-dofu, comida típica de Kioto durante invierno.
