SANTIAGO.- Sin referirse a una comentada entrevista publicada esta semana, el príncipe Harry dejó Malaui, donde se encontraba cuidando elefantes en el Parque Nacional Liwonde.
Las declaraciones que fueron calificadas como una “tormenta” por la prensa británica, señalaban que no hay nadie en la familia real que quiera asumir el trono después de Isabel II.
"¿Hay alguien de la familia real que quiera ser rey o reina? No lo creo, pero cumpliremos con nuestro deber en el momento adecuado", dijo el quinto en la línea de sucesión al trono británico a la revista estadounidense Newsweek.
En la misma publicación, Harry, de 32 años, agradeció la sencillez que le inculcó su fallecida madre, y aseguró que tanto él como William, su hermano, intentan mantener esta forma de vida. Incluso comentó que de ser rey, le gustaría seguir él mismo haciendo sus compras. Pero, tal como comentó acerca de la monarquía, sería algo difícil de manejar. “No queremos diluir la magia... El público británico y el mundo entero necesitan instituciones como esta".
Según Harry, tanto él como su hermano y su cuñada, los duques de Cambridge, están entregados al rol de modernizar la monarquía británica. “Queremos mantener la atmósfera positiva que la reina ha logrado por más de 60 años", dijo.
Asimismo, se refirió a sus impresiones acerca del triste momento que vivió en 1997, cuando tras enterarse de la muerte de Diana, debió caminar junto a su padre, su hermano, su abuelo y su tío, Earl Spencer, tras el féretro.
“Tuve que caminar tras su ataúd, rodeado de miles de personas mirándome, mientras millones más lo hacían por televisión. A ningún niño se le debería pedir algo así, bajo ninguna circunstancia. No creo que eso ocurra hoy”, comentó.
