SANTIAGO.- Putin, Macron, Macri o Isabel II pueden diferir en muchas cosas, pero coinciden en su amor por sus mascotas.
Los fieles compañeros peludos de los líderes han sido personajes frecuentes en libros de historia o la prensa. Tanto así, que ha llegado a ser extraño para los medios estadounidenses que el actual Presidente Donald Trump llegara a la Casa Blanca sin perro de compañía. Esto no sucedía en 120 años en ese país, desde que William McKinley gobernaba como el 25° Presidente entre 1897 y 1901.
Acompañado por gallos, un loro llamado “Washington Post” y muchos gatos, McKinley fue el último Mandatario antes de Trump en no tener un perro en la Casa Blanca. Pero al actual Mandatario no se le conoce una sola mascota hasta el momento.
Otros Presidentes no han querido llevar el día a día de sus pesados cargos sin un compañero animal que alegre sus jornadas. Aquí repasamos algunos casos:
Vladimir Putin y Yume, Buffy y Connie, la perrita que asustó a Angela Merkel
El Presidente ruso es conocido por su fascinación por los perros, y más allá de la actitud firme que muestra ante la prensa cuando habla de asuntos de política, no duda en aparecer cariñoso y enternecido con sus mascotas.
La akita Yume y el pastor búlgaro Buffy (arriba, siendo un cachorro) son dos de ellos, pero la más conocida fue Connie (o Koni), la labrador negra que falleció en 2014 y que acompañó en reiteradas reuniones oficiales al Mandatario, incluyendo una que estuvo llena de polémica.
Las malas lenguas dicen que Putin fue informado acerca del temor que la canciller Angela Merkel tenía a los perros, y que a propósito, el Presidente ruso habría recibido en su casa a la alemana, en 2007, acompañado de Connie para precisamente incomodar a Merkel.
Las fotos de la jornada muestran a una canciller no muy contenta junto al ruso.
Justin Trudeau y Kenzie
Debido a la cercanía con la gente que provoca el hecho de que un Mandatario tenga una mascota, varios se preguntaban cuándo Justin Trudeau, uno de los líderes ícono en cuanto a proximidad con sus ciudadanos, agregaría a su hogar algún amigo animal.
El esperado momento llegó en abril de 2016, cuando el Primer Ministro canadiense presentó en sociedad, a través de su cuenta de Twitter, a Kenzie, un perro de agua portugués de entonces 11 semanas, y de la misma raza que Bo y Sunny, los dos canes del gran amigo de Trudeau, el ex Presidente Barack Obama.
Varios especulaban que la visita del canadiense a la Casa Blanca en marzo de ese año tuvo algo que ver con la elección de Kenzie.
Emmanuel Macron y Nemo
Apenas en agosto llegó este labrador negro cruzado con grifón de dos años, que fue bautizado como “Nemo” por el propio Macron, en honor al comandante del submarino Nautilus, el capitán Nemo de "Veinte mil leguas de viaje submarino" (Julio Verne).
Nemo –que fue adoptado- llegó para llenar el vacío que dejó en el Elíseo, Philae, el labrador del ex Mandatario francés François Hollande.
Isabel II y Willow, Holly, Candy y Vulcan
El gusto de la monarca del Reino Unido por los perros corgis existe desde que tenía apenas 7 años y llegó el primero de esta raza a sus manos, en 1933. Se llamaba Dokki, cuyo nombre fue consecuencia de la palabra “duque”, tal como llamaban al can por lo consentido que era.
Desde que es reina, ha tenido más de 30 de estos perros, todos descendientes de Susan, la corgi que le fue regalada al cumplir los 18 años de edad.
En la actualidad tiene cuatro perros que pasean libremente por el Palacio de Buckingham: Willow y Holly, dos corgis; y Candy y Vulcan, dos “dorgis”, que son el resultado del cruce de corgis y dachshunds.
Se dice que es la propia reina la que les sirve las comidas a sus perros por la noche.
Mauricio Macri y Balcarce
Adoptado en 2014, Balcarce ganó fama en Argentina cuando el Presidente trasandino, Mauricio Macri, lo presentó a sus seguidores de redes sociales, con una imagen que lo mostraba nada menos que sentado en el sillón presidencial de la Casa Rosada.
El “Balca”, como le dicen de cariño, se convirtió en “el perrito del PRO” (el partido de Macri) durante la campaña presidencial de su amo, y una vez que se convirtió en la mascota presidencial, se dice que “va y viene” de la Casa Rosada con libertad.
Su popularidad lo llevó a ser trending topic en septiembre de 2016, cuando los usuarios de Twitter trasandinos especularon con una posible muerte del can. Afortunadamente, la información fue desmentida.
Theresa May y Larry
Hay que aclarar que la Primera Ministra británica, Theresa May, no es la dueña de Larry. Este gato, por decirlo de alguna manera,
se gobierna a sí mismo, desde el 10 de Downing Street.
Llegó a la residencia oficial durante el mandato de David Cameron y se hizo cargo de mantener el hogar libre de ratones, además de alegrar una que otra conferencia de prensa, dada desde la puerta de la famosa casa londinense, cuando se ha paseado frente a los micrófonos.
Se dice que Larry tiene ciertos lugares del inmueble que son propios y que él decide dónde sentarse.
