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Las historias de un hombre que se reunió con tribu que mató a misionero y vivió para contarlo: "Chau cometió un error"

El antropólogo indio comenzó en los años 70 una serie de expediciones para acercarse a los sentineleses y solo en la década de los 90 logró su cometido. "Son personas que aman la paz, no buscan atacar a las personas", aseguró.

28 de Noviembre de 2018 | 11:10 | Redactado por Ángela Tapia F., Emol
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En 1991, y tras décadas de intentos fallidos, Pandit (a la izq.) logró reunirse con los sentineleses, siguiendo las reglas que la tribu estableció para el encuentro.

Captura NYT
SANTIAGO.- El antropólogo indio TN Pandit todavía se acuerda de cómo un joven sentinelés le hizo una "mueca curiosa" cuando trató de acercarse a la isla para regalarle un coco a la tribu: "Tomó su cuchillo y me indicó que me cortaría la cabeza. Inmediatamente llamé al barco y me retiré rápidamente (…) Dejó claro que yo no era bienvenido", dijo el octogenario hombre, recordando una de las tantas aventuras que lo llevó a navegar en los alrededores de Sentinel del Norte, y tratar de hacer contacto con la hermética tribu que habita allí.

Pandit es una de las pocas personas que han tenido el privilegio de interactuar con hombres sentineleses, y vivir para contarlo. Estas personas, cuyo número se desconoce, tienen una fama de ser extremadamente recelosas de su territorio y de atacar a cualquiera que represente una amenaza para ellos.

Ya el año 2006, dos pescadores fueron asesinados por la tribu y sus cuerpos fueron colgados de estacas en la playa, casi como un aviso a los futuros intrusos que quisieran acercarse. Y conocida es la imagen de un sentinelés apuntando con su arco y flecha hacia un helicóptero que sobrevolada Sentinel del Norte, para ver en qué situación se encontraba tras el tsunami de 2004.

(AFP)

En los últimos días, la muerte del misionero estadounidense John Allen Chau, atrajo la atención hacia esta remota isla del océano Índico, y hacia la hermética tribu que vive en ella. "Estoy muy triste por la muerte de este joven que vino desde Estados Unidos, pero cometió un error", dijo Pandit a BBC. "Tuvo la oportunidad de salvarse, pero insistió y lo pagó con su vida".

"Los sentineleses son personas que aman la paz. No buscan atacar a las personas. No visitan las áreas cercanas ni causan problemas. Este es un incidente raro", aseguró.

La primera vez que se acercó a la isla

El antropólogo estuvo desde la década de los 70 formando parte de las expediciones del gobierno indio, que intentaban establecer algún contacto con los sentineleses.

En un ensayo describió cómo fue su primer encuentro con ellos, en 1973:

"Habíamos traído regalos como ollas y sartenes, grandes cantidades de cocos, herramientas de hierro, como martillos y cuchillos largos. También íbamos con tres hombres de otra tribu local, los onge, para que nos ayudaran a interpretar el habla y el comportamiento de los sentineleses", escribió.

(Pandit, de 84 años, es uno de los pocos que han logrado reunirse con los sentineleses, sin salir herido. Crédito: Captura, NYT.)

"Pero los guerreros sentineleses se nos enfrentaron con caras enojadas y sombrías y completamente armados con sus largos arcos y flechas, preparados para defender su tierra de los intrusos. A veces nos daban la espalda y se sentaban en cuclillas como para defecar (…) Les regalamos un cerdo vivo amarrado, pero tampoco lo apreciaron. Simplemente le clavaron lanzas y luego lo enterraron en la arena".

El día del encuentro

Tuvieron que pasar muchos años para que Pandit fuera bienvenido por los sentineleses. "Nos quedamos desconcertados, no entendíamos por qué nos lo permitieron", dice el antropólogo acerca del encuentro que tuvo con ellos en 1991.

"La reunión se llevó a cabo de acuerdo con sus condiciones. Saltamos del bote y nos quedamos en el agua, que nos llegaba al cuello, repartiendo cocos y otros regalos. Pero no nos permitieron poner un pie en su isla", aseguró.

"Durante las interacciones nos amenazaron, pero nunca se llegó a un punto en el que nos intentasen matar o herir. Cada vez que se agitaban, retrocedíamos", explicó Pandit.

"Los sentineleses no eran ni altos ni bajos. Llevaban arcos y flechas. Hablaban entre ellos, pero no entendíamos su idioma. Sonaba parecido a los idiomas que hablan los otros grupos tribales de esa zona", agregó, indicando que él y su equipo trataron de comunicarse con lenguaje de signos, pero que los miembros de la tribu estaban muy ocupados recogiendo los cocos y no les prestaron atención.

Se supone que el gobierno indio dejó de hacer expediciones con regalos hasta la isla, pero el antropólogo dijo estar de acuerdo con que estas se reanudaran. Eso sí, siguiendo las reglas que establecen los propios sentineleses: "Debemos tratar de establecer una comunicación limitada con ellos. Pero no debemos molestarlos. Debemos respetar su deseo de que los dejen en paz".

Varios expertos han dado su opinión acerca de los esfuerzos de las autoridades indias por recuperar el cuerpo del misionero, asegurando que será un "ejercicio inútil", y que pone en peligro la salud y bienestar de los sentineleses.
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