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Bombero australiano no se rinde y sigue buscando a su perro desaparecido en los incendios forestales: "Es mi compañero"

La última vez que Ash Graham vio a su mascota fue en la víspera de Año Nuevo, después que las llamas asustaran al can y se soltara del lugar donde lo tenía resguardado.

15 de Enero de 2020 | 09:49 | AP / Editado por María José Hermosilla, Emol
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AP
El perro de Ash Graham, Kozi, despierta a su dueño a las ocho de la mañana, ansioso por salir a caminar. Sin embargo, a los pocos segundos Graham se da cuenta que estuvo soñando y se levanta de la pequeña carpa en la que duerme desde que un incendio forestal causó la destrucción en varios sectores del pueblo en el que vive en Australia.

Graham, quien es bombero voluntario, ha estado reanudando desde hace días la búsqueda de Kozi. Camina hacia el sur, por el lecho seco de un arroyo y pasa junto a wallabies que murieron quemados.

El australiano no ha tenido una vida fácil. Su esposa Melanie, quien era austríaca, falleció de cáncer hace alrededor de un año y su casa se quemó en el fuego del 31 de diciembre.

Por el momento, solo conserva su camioneta y unas pocas pertenencias en el patio de la estación de bomberos, el último lugar donde vio a Kozi. Lo había dejado allí mientras recorría la zona exhortando a la gente a que se fuese y Kozi se soltó, asustado por las llamas que se acercaban a la estación de bomberos.

"Es mi compañero. Siempre me ha apoyado", dice Graham, con dolor en el rostro y algunas lágrimas que caen de sus ojos. "No puedo quedarme quieto hasta que lo encuentre".


Crédito: AP

El pequeño pueblo donde vive Graham, Nerrigundah, en el sudeste de Australia, es uno de los sitios más golpeados por los devastadores incendios que han ocasionado severos desastres en las últimas semanas. Aproximadamente dos tercios de las casas fueron destruidas. Un hombre setentón que vivía cerca falleció por el fuego es una de las 27 víctimas fatales de los incendios, que han destruido más de 2.000 viviendas.

El pueblo, ubicado en el estado de Nueva Gales del Sur, cuenta hoy con unas pocas docenas de habitantes que disfrutan con la paz de esta región alejada de las grandes ciudades y donde los perros pueden estar sueltos. Pero ahora, un edificio que era un punto de referencia fue consumido por las llamas. La misma suerte corrió la vieja escuela y un edificio donde funcionaba la iglesia del pueblo.

Las llamas tomaron a Nerrigundah por sorpresa, pues se esperaba que llegasen uno o dos días después, y nadie podía creer su ferocidad.
Graham dijo que piensa cortar algunos árboles en su propiedad para hacerla más segura y poder instalar allí su remolque. Quiere irse de la estación de bomberos, pero todavía no encuentra las fuerzas para hacerlo.

El bombero señaló que Nerringundah es su casa. "Nunca me iré".

Poco después, sin embargo, lo piensa mejor. Graham trabajó en una cantidad de cosas y luego se pasó seis años cuidando a su esposa, antes de que muriese. Dijo que tal vez pase algún tiempo en Austria, donde está enterrada Melanie, o se vaya a las Montañas Nevadas de Australia, donde el aire es más frío.
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