Los jóvenes que actualmente tienen 14 años o menos tendrán vetado el acceso al tabaco toda su vida.
El Mercurio (Imagen referencial)
El gobierno de Nueva Zelanda implementará un plan único para poner fin al consumo de tabaco, que implica un veto de por vida a la compra de cigarros para los jóvenes que hoy tienen 14 años o menos.
Según la nueva ley, que fue anunciada el jueves por el gobierno y que se aprobaría el año que viene, la edad mínima para comprar cigarrillos en ese país irá subiendo de forma progresiva todos los años.
Como la edad mínima para comprar cigarrillos en Nueva Zelanda actualmente es de 18 ahora, este veto de por vida para los jóvenes no tendría impacto en los primeros años. Pero en teoría, 65 años después de que la ley entre en vigencia, solo podrán adquirirlos los mayores de 80 años.
Aunque en la práctica, las autoridades confían en que el consumo se haya desvanecido décadas antes. De hecho, el plan es que menos del 5% de los neozelandeses sean fumadores para el año 2025.
Otras medidas que contempla el plan son solo permitir la venta de productos de tabaco con niveles muy bajos de nicotina y reducir el número de comercios que pueden venderlos.
"Todos los días encuentras gente que sufre la miseria causada por el tabaco (...) Las formas más horribles de morir. Quedarse sin respiración, debido al tabaco", señaló la doctora Ayesha Verrall, ministra asociada de Salud de Nueva Zelanda y quien lidera el plan.
La tasa de tabaquismo lleva años bajando en Nueva Zelanda. Ahora, apenas el 11% de los adultos fuma y el 9% lo hace todos los días. No obstante, la tasa entre indígenas maoríes sigue siendo mucho más alta, del 22%. Según el plan del gobierno, se crearía un equipo de trabajo para ayudar a reducir el tabaquismo entre los maoríes.
En los últimos años ya se han subo los impuestos a los cigarrillos, y algunos se preguntan por qué no se suben aún más. "No creemos que las subidas de impuestos vayan a tener más impacto. Dejarlo es muy difícil, y creemos que si hacemos eso, estaremos castigando aún más a las personas adictas a los cigarrillos", explicó Verrall, quien dijo que esas medidas tienden a poner una carga mayor sobre personas con ingresos más bajos, que son más propensas a fumar.