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Vinculan a Taylor Swift, lo promueve Irina Karamanos y Billie Eilish es parte: El destape de lo queer

El concepto plantea que los individuos no pueden clasificarse en categorías universales como homosexual, heterosexual, hombre o mujer, algo que ha sido criticado por quienes ven como un riesgo para la sociedad que las personas puedan cambiar de género a voluntad.

10 de Enero de 2024 | 15:10 | Redactado por Sofía Cereceda, Emol
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Taylor Swift, Irina Karamanos y Billie Eilish.

AFP / El Mercurio
Dicen que Taylor Swift lo es; Irina Karamanos, la ex pareja del Presidente Gabriel Boric, lo promueve; y Billie Eilish es una de las celebridades que se ha abierto sobre el tema. Se trata de lo queer, un concepto que surgió en los años '90, que describe una identidad de género y sexual diferente a la heterosexual, y que con el tiempo ha ido adquiriendo popularidad e instalándose en la sociedad.

Precisamente, esta semana The New York Times desató una ola de ira en internet luego de publicar un artículo de opinión en el que especula que Swift está enviando señales a sus fans de que es queer, a pesar de identificarse públicamente como heterosexual.

Tras la publicación, algunos usuarios de las redes sociales pidieron que el diario estadounidense se retracte. Además, en declaraciones anónimas a CNN, una persona del entorno de la popular cantante calificó la columna de "invasiva, falaz e inapropiada".

El ensayo de Anna Marks, redactora de la sección de opinión del diario neoyorquino, enhebra una lista de veces en las que Swift sugiere aparentemente que es queer.

En diciembre pasado, en tanto, la cantante Billie Eilish reconoció abiertamente tener una identidad queer. En una revista con Variety, la artista estadounidense de 21 años reveló que se siente atraída tanto por hombres como por mujeres. "No lo dije antes, pero en cierto modo pensé...yo pensaba, ¿no era obvio? No sabía que la gente no sabía". "Tenemos que llegar a un momento en el que ya no tengamos que salir del armario. Es que no creo en los armarios. ¿Por qué simplemente no podemos simplemente existir?", sostuvo.

Por su parte, la ex Primera Dama Irina Karamanos aprovechó una entrevista con la revista Vein para hablar de lo queer. En la oportunidad, la antropóloga y cientista política fue consultada por cómo está actualmente con respecto al feminismo, a lo que respondió que sus convicciones van hacia "un feminismo interseccional y más queer. Creo que en Chile hemos ido mucho en una dirección feminista que se hace cargo y se está haciendo cargo de disputas muy importantes en la política sobre las mujeres y principalmente los cuerpos feminizados, pero creo que hay muchos espacios feministas separatistas por motivos que creo que hay que repensar".

"Creo que los espacios seguros hay que también construirlos. Pienso que hay colectivos feministas que se han empezado a convertir en espacios más transinclusivos. Hay una pregunta clave en los feminismos que tiene que ver con cómo imaginamos la sociedad. El feminismo es un proyecto sobre la posibilidad de la diferencia, de la libertad colectiva, de la sostenibilidad de la vida y es también un proyecto transformador de la sociedad y como tal, insistiría en pensarnos como sociedad toda, hablarnos como sociedad completa, que es desde ese colectivo muy heterogéneo que queremos vivir libres de todas las violencias y discriminaciones, incluidas las que son en razón del género", agregó.

"Y para eso hay que hablarle a toda la sociedad. El transfeminismo y la teoría queer tienen puntos de enunciación fundamentales a propósito de que no queremos seguir hablando de minorías numéricas, basadas en biología", puntualizó.

Lo que plantea y sus críticos


Quien comenzó hablando sobre el concepto queer es la filósofa y docente estadounidense Judith Butler, referente internacional de los movimientos feministas en el mundo entero y una de las fundadoras la teoría queer en los años '90. Sus ideas, y su vasta obra sobre políticas sexuales y las cuestiones de género, han abierto un gran debate sobre el modo en que los imaginarios sexuales rigen normativas sociales.

En una actividad organizada en Argentina por la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref), Butler explicó que sus "estudios parten de la consideración de que la orientación sexual y la identidad sexual o de género de las personas son el resultado de una construcción social y que, por lo tanto, no existen papeles sexuales esenciales o biológicamente inscritos en la naturaleza humana, sino formas socialmente variables de desempeñar uno o varios papeles sexuales".

"La teoría queer rechaza la clasificación de los individuos en categorías universales como homosexual, heterosexual, hombre o mujer, sosteniendo que estas esconden un número enorme de variaciones culturales, ninguna de las cuales sería más fundamental o natural que las otras".

Esta teoría ha sido un gran tema de debate en muchos países y hay quienes la critican, como Jean-Francois Braunstein, un académico y filósofo francés, que en su libro "La filosofía se ha vuelto loca", dedica un capítulo completo para abordar el pensamiento de Butler y la influencia de la teoría queer en la sociedad.

El filósofo advierte que la visión de Butler tiene algo de "incendiaria" y señala que si esta llegara a convertirse en hegemónica, "las consecuencias sociales y culturales serían inmensas".

"La gran idea de Judith Butler es que la identidad de uno no está ligada a su sexo biológico, sino a su 'género', es decir, al sentimiento que uno tiene de ser hombre o mujer, o posiblemente a tal o cual género. Lo que cuenta para definirnos ya no es nuestro sexo biológico, sino el género con el que nos identificamos", indica.

"La gran idea de Judith Butler es que la identidad de uno no está ligada a su sexo biológico, sino a su 'género', es decir, al sentimiento que uno tiene de ser hombre o mujer, o posiblemente a tal o cual género. Lo que cuenta para definirnos ya no es nuestro sexo biológico, sino el género con el que nos identificamos".

Jean-Francois Braunstein, académico y filósofo francés
En esa línea, su obra sostiene que "si hemos negado la existencia fáctica del cuerpo de esta manera, entonces debemos atacar el género. Es necesario, según el título de las obras de Butler, 'disputar sobre el género' o 'deshacer el género'. La identidad de género no debería ser estable y sería deseable poder cambiar de género a voluntad. Así pues, este ideal de 'fluidez de género', (...) sería el brillante futuro de la humanidad".

Pero el peligro de esta visión, según el académico de la Universidad de París, radica en que "ya vivimos en un mundo que ha sido moldeado por las ideas de Butler y otros teóricos del género. Los activistas de género son ahora muy activos, no solo en el mundo académico, sino en la sociedad en general".

"Podemos ver que el término 'género' tiende ahora a reemplazar el término 'sexo' en muchas instituciones internacionales, en las que están ampliamente introducidos los activistas progénero. (...) Esta noción de género está penetrando en las escuelas, sobre todo en Estados Unidos, pero también en Europa: en Escocia se les enseña a los niños de primaria de cinco o seis años que 'tu género es tu elección'. Es fácil imaginar la perplejidad de los niños ante estos imperativos incomprensibles a esa edad".

Esto según él, ha generado que identidades como la transgénero se haya convertido "en el nuevo héroe de nuestro tiempo, porque es el que ha conseguido liberarse de todas las determinaciones, incluida la más fundamental, la diferencia sexual". En ese sentido sostiene que "las redes sociales y las industrias culturales se están aprovechando de ello, lo que ha provocado una explosión del número de niños y adolescentes transexuales. (...) Los niños de muy corta edad están entrando en 'vías de transición de género' medicalizadas y quizás quirúrgicas, sin ni siquiera un atisbo de principio de precaución".

"También podemos imaginar que la sexualidad, tradicional o no, caerá en desuso en favor de otras formas de disfrute más virtuales y narcisistas. La liberación radical de una determinación corporal, que es evidentemente el objetivo último de la teoría de género, corre el riesgo de tener toda una serie de consecuencias que parecen difíciles de imaginar hoy en día", concluye el filósofo francés.
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