LONDRES.- La cara que puso Venus Williams al final del partido habría significado, para cualquiera que estuviera viendo las imágenes sólo en esos momentos finales, que la jugadora acababa de perder el partido de semifinales en Wimbledon frente a su hermana Serena.
Sin embargo, Venus había ganado, y bien, 6-2 y 7-6 (3), en un partido donde el nerviosismo de ambas fue el protagonista y donde Serena jamás pudo hacerle el honor a su nombre y sucumbió a la tensión de jugar por primera vez en la cancha central de la Catedral del Tenis.
A tal punto le traicionaron sus nervios que el partido se definió con una doble falta en favor de Venus, que se retiró de la cancha con el rostro preocupado, con la tensión todavía fresca reflejada en el saludo final, cuando Serena, casi llorando, estaba pensando seriamente en cambiarse el nombre.
Ahora Venus Williams, que amplió su ventaja en partidos contra su hermana a 4-1, espera a la ganadora del partido entre Lindsay Davenport y Jelena Dokic para conocer a su rival en el último partido de la competencia femenina de Wimbledon.