SEUL.- Los estadios vacíos comenzaron a inquietar a los organizadores del Mundial 2002, mientras paradójicamente muchos aspirantes a espectadores atraviesan las peores dificultades para conseguir que se les envíen los billetes comprados o para conectarse con el sitio on-line de venta.
"Pronto habrá una reunión de alto nivel entre la Federación Internacional de Fútbol (FIFA) y los organizadores" del Mundial, anunció en Seúl el portavoz del organismo deportivo, Keith Cooper, al tiempo que anunciaba que un funcionario de la entidad viajaba a Japón.
El encuentro tendrá como fin determinar las razones por las cuales en muchos estadios se apreciaron vastos sectores vacíos y ver cómo se puede remediar esa situación, que ha generado decepción entre surcoreanos y japoneses inquietos de la imagen que la televisión transmite a todo el mundo.
En Corea del Sur, incluso, comienza a analizarse la posibilidad de distribuir gratuitamente a escolares billetes sobrantes para llenar las graderías y no dar al mundo la imagen de un fracaso.
En los ocho primeros partidos del Mundial, entre el 31 de mayo y el 2 de junio, quedaron vacías 60.000 plazas sobre un poco más de 350.000 disponibles, es decir casi un 20%.
"En muchas Copas del Mundo hubo partidos que no se jugaron con estadios llenos. Hay que ser realistas, algunos partidos son menos atrayentes que los otros", justificó Cooper en su rueda de prensa diaria.
El argumento puede ser válido en un país como Corea del Sur para el partido Paraguay-Sudáfrica, jugado el domingo en Busan con 25.000 espectadores en un estadio con una capacidad de poco más del doble de esa cifra.
Pero resulta menos convincente cuando se observa que el partido Argentina-Nigeria en la ciudad japonesa de Ibaraki se jugó frente a 28.000 personas, apenas dos tercios de la capacidad del escenario.
Cooper admitió asimismo que el sistema de venta de billetes a través de Internet sufrió problemas de saturación del sitio.
Además desde antes del inicio del mundial había problemas con la impresión de los billetes para estadios en su mayoría sin estrenar. "Era imposible confeccionar los tickets hasta que no supiéramos la cantidad exacta de plazas y sus identificaciones" había explicado un representante de la FIFA.
Además el hecho que los billetes serían nominativos, tanto debido a medidas de seguridad como a un intento de combatir reventas, había contribuido a complicar las cosas, ya que los billetes no podían ser impresos, ni enviados por vía postal hasta que no se supiera la identidad del adquirente.
