MADRID.- El Real Madrid jugó un pésimo partido ante el Murcia, un equipo que mereció mucho más que la derrota y que estuvo muy cerca de asaltar el fortín del Santiago Bernabéu, pero al final valió el solitario gol de Raúl González para acabar la primera vuelta invicto como local.
El inicio de 2004 para el conjunto de Carlos Queiroz fue un nuevo capítulo en lo que le está ocurriendo esta campaña. Gana, pero con agonía. Su rival, sobre el papel muy inferior, trabaja como para puntuar, pero acaba sucumbiendo de forma injusta.
El cuadro de Joaquín Peiró, angustiado por la necesidad de los puntos, dio la cara. Demostró su gusto por el manejo del balón y llegó con ambición a las inmediaciones de Iker Casillas, pero expuso una inocencia alarmante, lo que se suele pagar muy caro en el césped madrileño.
Los hombres del luso Carlos Queiroz jugaron demasiado relajados al verse tan temprano con el marcador a favor por el gol de Raúl, y ni siquiera le despertaron las llegadas murcianistas.
Zinedine Zidane, quien recibió un golpe en los primeros compases y tras un primer periodo irregular dejó su plaza al argentino Santiago Solari, lideró algunas de las puntuales y esporádicas acciones brillantes de los blancos.
El inglés David Beckham, Iván Helguera, Raúl y Ronaldo pudieron acabar con el partido y con el sueño del Murcia de puntuar en el Bernabéu, pero no lo consiguieron y los de Peiró siguieron con vida ante un oponente demasiado contemporizador y a veces hasta demasiado prepotente.
El público madridista no tardó en darse cuenta de que su equipo parecía aún de vacaciones navideñas, y lo hizo patente en determinados momentos, algo que hacía mucho tiempo que no ocurría.
Pese a su opaca presentación, al Madrid no le hacía falta que casi ninguno de los galácticos brillase, porque con la clase de sus jugadores siempre se le aparecen las opciones aún en un pésimo encuentro.
Esta vez no encontró la correspondencia con más goles y el Murcia mereció mucho más, tanto que gozó, a cinco minutos del final, de una gran oportunidad, en un tiro libre de Luis García, pero el larguero le arrebató la gloria en unos últimos compases de infarto y con dos nuevas acciones polémicas en el área de Casillas.
