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Preolímpicas: Lo que no se vio del Chile vs. Paraguay

La noche porteña dejó más de una historia al margen de la derrota de la Sub 23 en el inicio de la fase final del Sudamericano Preolímpico.

22 de Enero de 2004 | 12:18 | Nicolás Olea, enviado especial
VALPARAÍSO.- Más allá de la derrota de la Sub 23 chilena por 2-1 ante su par de Paraguay en el inicio de la fase final del Sudamericano Preolímpico, la noche porteña dejó una que otra historia ajena a las luces y cámaras del show futbolístico:

Y ahora, ¿quién podrá defenderlo?

Inquieto se vio a uno de los clásicos seguidores de la selección chilena. El Chapulín no hallaba dónde esconderse porque según él, "el Loro me mandó un mensaje, de que aquí en Valparaíso me iban a dar". El conflicto entre el joven barrista y la mascota de Santiago Wanderers –asegura el primero- se remonta desde el año pasado, cuando protagonizaron un fuerte encontrón en el pleito donde la "Roja" adulta visitó a Uruguay por las Eliminatorias Sudamericanas. Resulta que el tipo encaró al porteño por su supuesta relación con una reventa de entradas en el estadio Centenario de Montevideo. "El problema es que ahora no anda solo", reconoció angustiado el Chapulín. Sin embargo, minutos antes del pitazo inicial, Loro y Chapulín se toparon bajo el palco oficial. "¿Me andabas buscando?", le dijo al wanderino, que apenas disimuló un desprecio.

Se ratifica el horario

Tras unos días de desencuentros organizativos, se ratificó la programación inicial para la segunda fecha de la ronda final del Sudamericano Preolímpico. Como preliminar se mantiene el pleito entre Argentina y Paraguay, mientras que el plato de fondo corresponderá a Chile y Brasil. 20 y 22.10 horas, respectivamente, en el estadio Sausalito de Viña del Mar.

No venía preparado

Felizmente, la organización de estadio Valparaíso instaló enchufes para todo el palco de prensa. Los más agradecidos fueron los integrantes de la prensa paraguaya y argentina, quienes sacaron sus teteras eléctricas para preparar el tradicional tereré y uno que otro mate.

Panecitos para (casi) todos

Las críticas en contra de las incómodas instalaciones para la prensa en el estadio Playa Ancha surtieron efecto. Una comitiva de meseros agasajó a los comunicadores con galletitas, bebidas y café. Lo malo fue que lo hicieron mientras los chilenos despachaban sus lagrimosos reportes, por lo que fue nuevamente el local quien quedó al margen.

Andáte, Loco

Para quienes no habían tenido la oportunidad de acercársele en vivo, resultó un espectáculo la participación del entrenador argentino Marcelo Bielsa en el duelo que su selección le ganó a Brasil por la cuenta mínima. El "Loco" se tomó no menos de tres litros de agua (dispuestas en prácticas botellitas de 500 cc., alrededor de la banca), se puso en cuclillas y atacó cada imprecisión en el juego de sus dirigidos. Pero lo mejor vino al final. Bielsa decidió hacer ingresar a Luciano Figueroa en lugar de Carlos Tévez, pero (¿para hacer tiempo?) cambió el árbitro Gilberto Hidalgo expulsara al estratega, por exceder los límites permitidos. Pero quedaba tan poco tiempo que no bastó decirle tres veces "está expulsado, señor". Recién abandonó la cancha tres minutos después, cuando Hidalgo pitó el final del partido.

La camilla de adorno

Emperejilada cual carrito de golf lucía la camilla móvil del estadio Valparaíso. De poco sirvió tanto maquillaje, porque el resultado delató que se trataba de un automóvil antiguo y sin batería. Una lesión de Mark González lo dejó en evidencia cuando el juez Gustavo Méndez solicitó el ingreso del vehículo. Pero pese a los esfuerzos del chofer y sus segundos, el ágil lateral chileno tuvo que levantarse por su cuenta.

¿Está muy urgido?

Está bien que el estadio Valparaíso se llene, pero lo mínimo que se puede pedir es que dejen que la gente vaya al baño. Lamentablemente, acabado el primer tiempo del partido entre Chile y Paraguay, la fila para alcanzar los servicios higiénicos en el sector de palco oficial sumaba –a lo menos- cien personas. Y no faltó el que llegó urgido por el intestino, que debió colarse recibiendo la reprobación del otros afligidos.