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Fútbol: Romario y Edmundo entierran el pasado

Las nuevas, pero veteranas contrataciones del Fluminense, aparentemente esperan dejar atras una historia cargada de rivalidades, odios y vanidades. Ambos esperan llevar al club carioca a lo más alto, aportar con experiencia y muchos goles.

26 de Enero de 2004 | 15:08 | Reuters
Edmundo y Romario
La "terrible" dupla vistiendo la camiseta del Vasco da Gama. Cuatro años después, vuelven a jugar juntos defendiendo los colores del Fluminense.
RIO DE JANEIRO.- Todo comenzó con la puerta de un baño. Hace cuatro años, Vasco da Gama armó la que creía iba a ser una de las delanteras más exitosas de la historia del fútbol brasileño: Romario, uno de los atacantes más endiablados, y Edmundo, apodado el "Animal".

Pero en vez de ello la dupla se enojó y pasó los seis meses siguientes peleándose e insultándose a través de los medios.

Ahora dos de los futbolistas brasileños más temperamentales se reunieron en Fluminense, en lo que parece ser un gran riesgo para un club que se salvó del descenso por muy poco el año pasado.

Los futbolistas, que entre ambos sumarán 70 años a fin de mes, están más viejos, pelados, canosos y, dicen, más sabios.

El fin de semana, con el valioso aporte de ambos, Fluminense derrotó 2-1 a Madureira en la primera jornada del Campeonato Carioca, en el mítico estadio Maracaná de Río de Janeiro. Romário marcó el primer gol para el Flu y Edmundo anotó el segundo.

Pero es difícil apartar la sensación de que el entrenador Valdir Espinosa recibió una bomba de tiempo por parte de los directivos del club cuando hicieron la contratación de Edmundo recientemente.

Romario, de 34 años y que guió a la selección de Brasil a ganar su cuarta Copa del Mundo en 1994, deleitó y exasperó por igual a los seguidores con sus goles, su mala predisposición para los entrenamientos y su gusto por la buena vida.

El hombre que una vez insistió en que juega mejor después de una buena noche en la ciudad, recibió privilegios especiales en Fluminense. Se permite que viaje por su cuenta a los partidos como visitante, nunca tiene que entrenar el día anterior a un encuentro y tiene su propio fisioterapeuta.

Por su parte, Edmundo tiene un juego explosivo y temperamento para acompañarlo.

Cerveza para el chimpancé

Sus "fechorías" del pasado incluyen haber recibido siete tarjetas rojas en un año, proferir insultos raciales a un juez de línea, golpear en la cara a un árbitro y darle de beber cerveza a un chimpancé en una fiesta infantil.

Luchar contra esos jugadores por separado es usualmente más que lo que un club puede manejar. Fluminense es el tercer club -todos de Río de Janeiro- que intenta juntar a la dupla.

Flamengo fue el primero en intentarlo en 1995, pero las repetidas lesiones de Edmundo y la decisión de Romário al Valencia de España impidieron que el fuego se encendiera.

En ese momento los dos, que comparten su amor por la cultura playera de Río, eran amigos.

Pero eso cambió cuando Romario abrió el bar Café do Gol en 1998 y decidió decorar las puertas del baño de hombres con caricaturas. En una de ellas Edmundo aparecía representado, sentado sobre una pelota desinflada, y en otra se mostraba a una modelo de la que el futbolista se había separado.

Romario insistió que sólo era una broma, pero a Edmundo la situación no le gustó nada.

En ese momento Edmundo era la estrella del Vasco da Gama, pero cuando ese club contrató a Romario en la segunda parte de 1999, pareció que la institución buscaba problemas.

Ambos controlaron su ego en el Mundial de Clubes del 2000, ayudando a Vasco a superar al Manchester United de Inglaterra en su camino a la final, pero en el campeonato carioca posterior los problemas comenzaron.

El bufón de la corte

Primero Edmundo perdió la capitanía a manos de Romario. El "Animal" explotó en el vestuario y se fue a su casa. Otro incidente se produjo cuando ambos se pelearon para patear un tiro penal. Romario lo ejecutó, y lo desperdició.

"El rey decidió que su príncipe debía patearlo", dijo Edmundo en el entretiempo de ese encuentro refiriéndose al presidente del club, Eurico Miranda, y Romario, respectivamente.

Después de anotar en el partido posterior, Romario contestó: "ahora todos en el reino están felices, el rey, el príncipe y el bufón de la corte".

Los enfrentamientos terminaron cuando Edmundo se peleó con los directivos por sueldos atrasados y pasó al Santos.

Ambos jugadores y el director técnico Espinosa ahora insisten en que las diferencias fueron superadas y son optimistas para llevar a Fluminense a grandes cosas.

"Cumplimos nuestro sueño de conformar un gran equipo, ahora tenemos que dar el paso que es ganar partidos y conseguir títulos", dijo Espinosa. "Tenemos mucho trabajo por hacer".

Romario anticipó chispas y fuego, pero de los buenos. "Puedo asegurar que pasarán cosas, pero buenas. Estamos más viejos, especialmente yo, y no dejaremos que la vanidad perjudique al equipo".
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