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La regata desde la cocina del “Morel”

Mientras uno de los hombres más importantes del buque sigue con las tradiciones de la Armada de Chile, en las aguas sureñas se navegó a unos pocos nudos, la quinta etapa de la Regata Chiloé.

29 de Enero de 2004 | 21:56 | Ilona Goyeneche, enviada especial
Ququi
Víctor Barraza, en la cocina del "Morel".
CALBUCO.- Víctor Barraza García ha estado en todas las partidas y llegadas de la “Regata Chiloé 2004”. La ha acompañando desde el principio y estará ahí navegando hasta el final al lado de la flota de 66 embarcaciones que está participando. Pero la verdad es que ha visto bien poco de esta competencia náutica que revoluciona los pueblos chilotes. Por no decir nada.

Este hombre es uno de los más importantes de la competencia. Bueno, quizás no para los jueces de regata, pero sí para el buque de la Armada “Morel”. De un metro 82, macizo de cuerpo, redondo de cara y ojos achinados, más conocido como “Ququi”, es el encargado de alimentar a unas 50 bocas todos los días a bordo.

Mientras se dio la largada de la quinta etapa de esta famosa competencia náutica que partió desde Mechuque y terminó en Calbuco, Ququi (la chilenización de Cook) estaba con las manos en la masa. No importaba la disputa que tenían en la partida el “Hasta Siempre 2” con el “Rayo” y “Volvo” para marcar la delantera de las 33 millas que tocaban recorrer hoy. Eran las 9 de la mañana y había que preparar, según dicta una tradición de la Armada de Chile, las empanadas, cazuela y mote con huesillos de todos los jueves.

Con movimientos rápidos, en dominio absoluto de su cocina de la cual es dueño hace casi tres años y siempre con una talla a cuesta prepara unas empanadas, que luego de haberlas probado puedo asegurar son las mejores. A este cocinero que siempre lleva consigo un tremendo cuchillo lo quieren todos. Porque cocina bien, porque es simpático porque, al igual que un barman, es la oreja de los casi 28 marinos que están de planta.

En su cocina entran y salen contínuamente algún tripulante y especialmente se llena cuando la comida está lista. Pero Ququi tiene paciencia para estos rotativos de hambrientos. Eso sí, hasta que alguien interviene en su pulcro orden, ahí la cosa se pone seria. Pero como él mismo dice con esa sonrisa ancha que no abandona su cara, "hay que quedar bien con el Ququi" sino no hay comida.

Mientras afuera los yates disputan una lenta competencia con promedio de seis nudos, en la cocina del “Morel” se van formando con una rapidez y precisión industrial las empanadas. Este cocinero náutico de treinta y un años de los cuales lleva 12 manejando ollas, casado hace 8 años y con cuatro hijos rara vez sale de su reino. Cómo lo haría, si prácticamente no para de cocinar.

Mientras la dotación “arrancha” (almuerza en la jerga que se maneja a bordo de la Armada) comienza a preparar la once, sigue con la cena que se prepara con cumbias a todo volumen, se adelanta a las comidas del día siguiente y deja algo preparado en caso de emergencia.

Antes de subirse al “Morel” en diciembre el Capitán de Corbeta Manuel Silva Terán ya había escuchado de este personaje. Para él el Ququi “es un artista de cocina y digo artista en el sentido figurado porque tienen que cocinar con mal tiempo, cocinar hasta para 60 personas si se juntan la tripulación con otros pasajeros que se llevan en este buque” y como si fuera poco participar en las maniobras del barco.

“Tiene que ser multifacético, poder improvisar, cocinar rápido, tiene que estar preparado para los turnos de comida que se forman y, además, tiene que quedar rico”, cosas con las que cumple este personaje que nunca se marea pero que si ya se le ha caído la sopa culpa de las olas en alta mar. En estos casos no puede disculparse. Sólo improvisar con lo que hay porque no puede dejar a los marineros con los estómagos vacíos. Según el Capitán Silva “sin comida acá arriba no funciona nada”.

A las nueve horas de navegación y mientras el “Hasta Siempre 2” pasa la meta seguido por “Poseidón”, el “Volvo” y el “Entel PCS”, Ququi ya está preparando la cena. Habrá tallarines con una salsa especial que llevará el distintivo de este cocinero de alta mar: una broma, un guiño de ojos y un buen amigo.

Mientras Ququi cocinaba

Partida en Mechuque
Partida en Mechuque".
El “Volvo”, sin saber que se estaba perdiendo las mejores empanadas de Chile terminó siendo el ganador de esta jornada “Hoy nos fue muy bien. Replanteamos con el equipo nuestra manera de navegar frente a la del “Hasta Siempre 2”. El “Audi” y “Banchile” han hecho un buen trabajo en esta competencia que ha sido dura. Hicimos una buena largada, estuvimos bien concentrados, con buenas izadas de spinnaker, anticipándonos a las rachas que veíamos venir en el agua. Aunque nuestras tácticas eran parecidas a las del “Hasta Siempre 2”, tomamos una ruta más al este que ellos, el “Rayo” y “el “Entel PCS” donde había más viento”, describe esta jornada el timonel del “Volvo”, Pablo Amunátegui.

Al “Hasta Siempre 2” no contó con su clásico primer lugar con el que normalmente destaca y clasificó sexto en este tramo que se recorrió en aproximadamente 9 horas. “Hoy hubo poco viento, estuvo peleado y cometimos algunos errores. Contábamos con que el viento iba a cambiar en una dirección distinta a la que cambió finalmente” (de sur al este) lamenta el timonel, Rodrigo Zuazola.

Resultados del día:

IMS A

1° Volvo 7 h 07’ 43”
2° Banchile a 20’ 03”
3° Audi a 6’ 04”
4° Don Alberto a 6’ 16”
5° Entel PCS-Sandokan a 13’ 15”
6° Hasta Siempre 2 a 15’ 27”

IMS B

1° Rasputin 7 h 31’ 27”
2° Capitán Calvo a 10’ 18”
3° 35 Sur a 22’ 33”
4° Jazz Trio a 23’ 52”
5° Gladiador a 28’ 17”
6° Entel PCS-Rangue a 35’ 04”
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