MADRID/LISBOA.- Los estadios de la Eurocopa de Portugal están terminados desde hace meses, pero en varios de ellos todavía no se puede jugar al fútbol. La razón: la hierba no crece sobre los terrenos de juego donde se disputará torneo entre el 12 de junio al 4 de julio, y los expertos se encuentran sin soluciones.
"Se han ocupado de ello empresas especializadas de renombre, pero los resultados no llegan", señaló Gilberto Madail, presidente del Comité Organizador y de la Federación Portuguesa de fútbol. "Tampoco sé qué es lo que pasa con la hierba".
Especialmente crítica es la situación en el Estadio del Dragón de Oporto, que será escenario, entre otros, del partido inaugural.
"La hierba es tan débil que para los futbolistas es como si jugaran sobre arena", aseguró el entrenador del Oporto, José Mourinho. El problema consiste en que la hierba no echa raíces, con lo que los jugadores no encuentran estabilidad y arrancan trozos de césped con sus botas.
En los campos de Braga, Aveiro y Leira la situación es parecida y los jugadorees temen por su salud. "Era como fútbol-playa", se quejó un jugador del Beira-Mar tras un partido en Aveiro. "El estadio es bonito, pero es imposible jugar allí un partido normal".
En Oporto se espera en breve una reunión de urgencia. En apenas dos semanas, el club quiere jugar en el Estadio del Dragón los octavos de final de la Liga de Campeones ante el Manchester United.
El presidente del equipo, Jorge Nuno Pinto da Costa, no tiene ninguna solución para el problema de la hierba. "Yo no soy ningún jardinero". Mientras, el periódico deportivo "A Bola" pide la intervención divina. "Ahora se necesita un milagro".
El campeón portugués se trasladó los últimos tres meses a su antiguo Estadio de las Antas para mejorar el delicado césped de su nueva casa, pero un test el pasado fin de semana dejó claro que la hierba sigue sin agarrar.
Sin embargo, un regreso al campo de las Antas para el partido contra el Manchester es practicamente imposible, ya que el club portugués vendió ya las entradas para el aforo del Estadio del Dragón.
Las compañías encargadas de los terrenos de juego echan la culpa de los contratiempos a las frías temperaturas y a la falta de luz. "En invierno no crece la hierba practicamente", comentó el ingeniero agrónomo Joaquim Goncalves, que pidió paciencia. "En primavera se solucionará el problema por sí solo".
Los responsables no parecen sin embargo tan seguros. En Oporto se plantea ya la posibilidad de arrancar toda la hierba y desplegar rollos de césped preparados. Una cura tan radical dio resultado en el Estadio Alvalade de Lisboa, pero cuesta cerca de un millón de euros (1,27 millones de dólares).