CALI.- El ex jugador colombiano Albeiro Usuriaga había sido amenazado antes de ser asesinado tras un ataque de trece balazos, según reveló su madre, Esther López Moreno. "Alguien llamó a amenazarlo de muerte. De esa llamada sabe mi hija, pero creo que no le alcanzó a comentar nada a Albeiro", dijo la madre de Usuriaga, cuyo asesinato, el miércoles en Cali, conmocionó al fútbol de Colombia.
La mujer contó al canal Telepacífico de Cali que su hijo "discutió" con la persona que lo llamó por teléfono y poco después de colgar el auricular se registró el asesinato, cuando jugaba naipes en una taberna frente a su casa, en la esquina 52 con Carrera 28F, en el humilde barrio 12 de Octubre.
Dos hombres que se movilizaban en una motocicleta Yamaha RX 115 llegaron al lugar y uno de ellos disparó a quemarropa a Usuriaga, quien recibió trece impactos de fuego calibre 9mm y llegó sin vida a la clínica Carlos Holmes Trujillo.
"El hecho es materia de investigación porque hay varias cosas sueltas que debemos aclarar", señaló hoy un vocero de la policía municipal, que averigua ahora las causas del asesinato a tiros del mejor amigo de Usuriaga, Javier Vera Marulanda, el martes de la semana pasada en un barrio de Cali.
"Mataron a ese señor (por Vera), pero estate tranquila que no me va a pasar nada", dijo Usuriaga a su madre cuando, ésta, sólo unas horas antes del asesinato, le preguntó por qué estaba hablando en un tono "tan duro" con sus amigos de naipes.
Usuriaga, de 37 años, divorciado y sin hijos, dio a Colombia el boleto al Mundial de Italia 90 al anotar un gol decisivo en repechaje ante Israel y vivió un momento de oro en Independiente, de Argentina, pero ya estaba retirado y sus últimos años en el fútbol habían sido oscuros, con un breve paso por el Carabobo, de Venezuela.
Su asesinato hizo recordar a todo Colombia el caso del ex defensor del seleccionado Andrés Escobar, también asesinado a balazos tras su participación en el Mundial de Estados Unidos 94.
Usuriaga brilló por su habilidad y rapidez en el Nacional de Medellín, campeón de la Copa Libertadores de América en 1989 y en 1994 arribó a Independiente, donde ganó ese año el Torneo Clausura y Supercopa y en 1995 la Recopa Sudamericana.
"El Palomo", como se lo conocía, tuvo un segundo y ya deslucido paso por Independiente, en 1997, cortado por un doping de cocaína, en un ocaso que incluyó pasos por clubes menores de Argentina, como All Boys y General Paz Juniors, de Córdoba.
Su carrera incluyó también a los clubes América de Cali, Deportes Tolima, Millonarios, Bucamaranga, Atlético Nacional de Medellín, Málaga (España), Santos (Brasil), Barcelona (Ecuador), Sporting Luqueño (Paraguay) y Necaxa (México).
Brillante en el terreno de juego, pero indisciplinado dentro y fuera de las canchas, Usuriaga, que una vez fue condenado a 18 meses de cárcel por golpear a un policía, fue recordado por el ex presidente de Independiente, Héctor Grondona, como "un chico grande, una persona muy bondadosa y un jugador excepcional que le dio muchas alegrías a nuestra hinchada".