
La gran figura del chilena del Preolímpico no podía comunicarse con su familia.
MADRID.- Aún en vías de reponer su tranquilidad se encuentra Jorge Valdivia, en estos momentos de regreso a su nuevo hogar en Madrid, la ciudad azotada por un violento atentado que hasta el minuto reporta no menos de 170 muertos y 600 heridos luego de que varias bombas estallaran al interior del tren madrileño.
Aquel que frecuentaba el volante de la selección chilena y jugador de Rayo Vallecano, hasta hace algunas semanas. "Hace poco viajaba mucho en Metro. Cuando llegué (hace dos meses) siempre lo usaba y era el vehículo que ocupaba para llegar a los entrenamientos. Felizmente ahora me voy con un compañero que me pasa a buscar, me lleva a las prácticas y me pasa a dejar a mi casa. Dejé de ocupar el metro y tuve la suerte de que haya un compañero que vive cerca mío y con él me vengo de vuelta".
Sin embargo, el terror vivido en España también alcanzó al jugador formado en Colo Colo: "Me llamó temprano mi compañero (Pablo Sanz), me dijo que teníamos que salir diez o quince minutos antes de lo que habíamos hablado. Le pregunto por qué y me dice que por un atentado que se cometió, que podía haber mucho tráfico, porque esta mañana ha estado muy convulsionado ese sector de Madrid. Por suerte no está tan cerca de dónde pasó el atentado, está un poco lejos".
Los momentos más desagradables pertenecieron a la familia del jugador, que vive en Macul, en particular su madre Elizabeth: "Imagínate que no podía hablar con él. Estaba muy preocupada porque sabía que él ocupaba el Metro".
La incomunicación se debió al impedimento de activar teléfonos celulares en el entrenamiento del Rayo: "Cuando miré mi celular, lo tenía copado de llamadas perdidas. Por suerte pude llamar a mi casa, para tranquilizar a mis padres. Eran las siete de la mañana en Chile y estaban todos llorando".
"Fue muy fuerte para todos nosotros -apunta Valdivia-. En el camarín, los compañeros estaban muy tristes. Incluso pensaron suspender la Liga por una semana, pero al final no nos dijeron nada y sólo hicimos una sesión de masajes. En realidad, nadie se lo explicaba y uno piensa en la gente que anda en tren, justo a la hora donde hay más movimiento, la gente va a trabajar o a estudiar. Se me pone la piel de gallina, porque es gente que no le hace un mal a nadie".
Valdivia también hubo espacio para la reflexión. "Lo que pasa es que tú no puedes estar tranquilo en ninguna parte. Cualquier bomba puede terminar tu vida. En la mañana el ambiente era malísimo. A algunos compañeros de otros países le dijimos que en Chile no pasaban esas cosas, que se vinieran para Chile".
¿Y el fútbol?
Alejado del primer plano de la competencia en Rayo Vallecano, Jorge Valdivia asume el costo de haber viajado a Los Angeles para el amistoso entre Chile y México: "Cuando viajé cambiaron de técnico y el equipo ganó dos semanas seguidas, por eso no he tenido muchas oportunidades. No me queda más que seguir entrenando y trabajar hasta el momento. En lo físico he mejorado bastante y me siento mejor cada día".
Esto le da esperanzas para aparecer en la nómina de Juvenal Olmos para el partido eliminatorio. "He estado pendiente, sé que postergó hasta el lunes la entrega de la nómina y estoy esperando que salga en ella. En verdad, estoy ansioso de escuchar mi nombre en la lista, aunque no he tenido mucha continuidad en España".