
Fernando Martel apareció opacamente en el amistoso ante México.
SANTIAGO.- Ni Fernando Martel ni Rodrigo Valenzuela superan el metro setenta de estatura. El "Zorro" mide 1,68 y su colega de Atlas, 1,64. Son livianitos también. 63 y 60 kilogramos respectivamente. Sin embargo, en ambos se cifra buena parte de las posibilidades de ataque de la selección nacional, que enfrentará a Bolivia el próximo 30 de marzo, en La Paz.
Si bien el aconcagüino tiene más curriculum reciente (hasta hace seis años jugaba en segunda división con San Felipe), la irregularidad que ha mostrado en sus presentaciones con la camiseta roja pueden pasarle la cuenta. En cambio, lo de Valenzuela y la selección se remonta a los años de Pedro García o Nelson Acosta, precisamente el hombre que lo hizo debutar en la Unión Española, en 1995.
Martel no le da mucho color a la presencia de don Nelson al mando de los altiplánicos. "Enfrentar a Acosta siempre tiene un carisma (¿quiso decir cariz?) especial. Él me trató muy bien cuando estuve en Cobreloa, el me llevó, pero ahora es diferente y debo mirarlo como un rival porque soy un profesional.
"No sé si es una desventaja que él te conozca. Todo depende de cómo te encuentres en esa tarde. De repente te sale todo y no ha quién te pare. El estado de ánimo y lo que quieras hacer dentro del campo de juego es fundamental".
Ahora ambos buscan la adaptación a la altura de La Paz, en Calama. Pero no dramatizan demasiado. Según Martel, "la altura tiene un efecto sicológico. A mí me fue súper fácil adaptarme en Calama, así que en eso no habría ningún problema, más que nada la disposición que tenga uno en estos pocos días. Exigiéndonos al máximo podremos adaptarnos más rápido".
Concuerda Valenzuela, quien se escuda en los altibajos geográficos con los que convive en la liga azteca: "Uno va a dos mil o dos mil quinientos metros de un fin de semana a otro. No creo que lo de La Paz sea tan distinto, porque viajaremos el día del partido".
Pero más que la por la adaptación, este proceso se marca por la presencia de jugadores de fama mundial. El delantero aconcagüino asume que "este debiera ser el mejor momento del equipo. (David) Pizarro y (Marcelo) Salas son personas muy importantes para el equipo. Eso sin duda da más confianza y si te toca jugar al lado de ellos, facilitan la tarea e inspiran más".
¿En qué aportan?

Rodrigo Valenzuela es inamovible en el mediocampo de Atlas.
Pese a que el tipo lo niega, la presencia de Valenzuela fue sorpresiva, toda vez que sus últimos contactos con Juvenal Olmos se remontan a la temporada 2000, cuando en la Unión Española eran jugador y DT, respectivamente.
"Sería una sorpresa si estuviera a punto de ser un jugador retirado. Pero uno no trabaja pensando en la selección chilena, sino más que nada en rendir en el equipo propio. Si después le pasan un video a alguien, en este caso a Juvenal, encantado. Ojalá que le guste uno piensa".
Valenzuela llega a ocupar un lugar que no ha dejado satisfecho a nadie. La plaza de volante externo por la derecha: "Todos anhelan ser titular. Uno trabaja para jugar, pero lo más importante es aportar. Juego de lateral volante por la derecha, desde que llegó el último técnico a Atlas (Sergio Bueno, hace cinco meses) me preguntó si podía jugar ahí y no me desacomodó. Además me da la libertad de atacar".
En tanto, Martel asume que en la lucha por la titularidad también aparece Luis Pedro Figueroa, uno de los emergentes: "Él, como cada uno de nosotros, viene a aportar lo suyo. Pero la titularidad depende exlusivamente del profesor. Yo siempre he dicho que vengo con toda la disposición, me toque o no me toque jugar".
El ex delantero de Cobreloa, Santiago Morning, San Felipe y Jaguares de Chiapas asume la expedición con una máxima: "Creo que más que estar obligado a ganar, quiero ganar. Es importante no perder y sumar, porque nos viene bien. Pero si tratamos de conseguir los permisos ahora de venir y entrenar con anterioridad, es porque ninguno de nosotros viene pensando en quedarse con un punto".