MADRID.- Germán Burgos, portero del Atlético de Madrid, decidió hoy mantenerse callado, desoyendo así las recomendaciones de su club en relación a su posible implicación en el soborno del delantero uruguayo Mario Regueiro, del Racing de Santander.
"Le hemos pedido a Burgos que aclare la situación públicamente, por su propio bien y por el bien del Atlético de Madrid, pero por el momento no hay ninguna reacción", indicaron hoy fuentes del club rojiblanco.
El portero argentino se enfrenta a una denuncia del Racing de Santander, que alegó ante el Comité de Competición de la Federación Española de Fútbol que Burgos ofreció 90.000 euros (109.710 dólares) a Regueiro para que éste cometiera un penal durante el encuentro disputado el miércoles por el equipo cántabro contra el Celta de Vigo.
Según coinciden responsables del Atlético, el arquero argentino se encuentra muy preocupado y en conversaciones informales admite que el "diálogo con Regueiro existió, aunque en un tono de broma". Racing de Santander asegura que tiene pruebas del ofrecimiento de Burgos a su jugador.
Atlético de Madrid admitió que "la situación es muy incómoda para todos", aunque quiso advertir que el club rojiblanco "se encuentra absolutamente al margen de todo este asunto".
En los últimos años, Burgos ha sido una de las imágenes del Atlético de Madrid, que se apoyó en el carisma del arquero para difundir su proyecto de expansión comercial.
Pero ahora Burgos atraviesa momentos delicados en su carrera deportiva, después de quedar absolutamente desplazado de la titularidad de su equipo tras lesiones, operaciones y errores garrafales en el arco.
Los extraños sucesos ocurridos en las últimas horas podrían ser decisivas para el futuro de Burgos en el Atlético de Madrid. El argentino concluye esta temporada su contrato con el club y en estos momentos se da casi por seguro que no renovará.
El partido entre Racing de Santander y Celta de Vigo, correspondiente a la vigesimonovena jornada de la liga española de fútbol, fue uno de los más extraños de la temporada, ya que concluyó con empate a cuatro goles y el árbitro señaló cuatro penales y dos expulsiones, entre ellas la del propio Regueiro.
Celta de Vigo, que se clasificó el pasado año para jugar la Liga de Campeones, pasa por unas dificultades extremas y se encuentra en puestos de descenso, a cuatro puntos de la salvación.
