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Gasquet le alarga los dolores a Massú

El francés se rehabilitó tras perder el primer set en cero y terminó venciendo al chileno en tres mangas en la primera ronda del Abierto de Estoril, tal como lo había hecho en Buenos Aires.

14 de Abril de 2004 | 14:35 | El Mercurio en Internet
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    ESTORIL/SANTIAGO.- Tras tres horas de juego en la arcilla de Estoril, el francés Richard Gasquet (94° de la ATP) asestó un duro golpe al chileno Nicolás Massú (11°) y lo venció en la primera ronda del torneo de Estoril (Portugal, 490 mil dólares).

    Gasquet, de apenas 17 años, se impuso por 0-6, 7-6(2) y 7-6(5), en un partido plagado de errores no forzados pero que al final se llevó el hombre que estuvo más abierto al triunfo y que no cejó en la búsqueda con sus tiros angulados, con su juego.

    Cuarenta y cuatro minutos demoró Gasquet en llevarse su primer juego. Sus errores y algunos aciertos del viñamarino permitieron que éste consiguiera la primera manga por un rotundo -pero mentiroso- 6-0 al cabo de 26 minutos. Tres quiebres de servicio sirvieron para que los chilenos presentes se ilusionaran con una victoria de Massú.

    Pero tras esos 44 minutos de hambre, Gasquet fue poco a poco socavando la relativa confianza que había agarrado el chileno y haciendo cada vez más permeable su juego.

    Porque Massú estuvo 2-0 arriba en la segunda manga, tras conseguir su cuarto quiebre del partido, y con el servicio a su favor. Pero el europeo le devolvió la mano en el sexto game y ahí sí que se fue arriba. No se puso nervioso cuando Massú volvió a quebrar en el undécimo, ni siquiera cuando el chileno contó con un par de bolas de partido. Luego se vino el quiebre de vuelta y el tie break en favor del Gasquet.

    Directo a tierra, pese a la ventaja

    La tercera y definitiva manga comenzó con ventaja para el chileno. Los errores de Gasquet le dieron un marcador de 3-0 que parecía devolverle la tranquilidad, pero el francés no se amilanó, devolvió la sutileza en el quinto game y de ahí en más llegaron otra vez al tie break.

    Y Massú terminó por pagar sus errores, su poca fortaleza mental y lo que es peor, su casi nula disposición para ir en busca del triunfo. Porque nunca se metió en la cancha, sino que casi siempre esperó el error de su rival. Pero así no se ganan partidos, no por lo menos ante un joven ávido de éxito.
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