IMOLA.- Un mar de flores, pancartas y cirios ante la escultura de Ayrton Senna enfrente de la desdichada curva de Tamburello. Todos recordaron hoy al piloto brasileño que hace diez años sufrió un accidente mortal en el circuito de Imola.
Centenares de admiradores se congregaron antes de la salida del Gran Premio de San Marino ante el monumento, donde a escasa distancia, el 1 de mayo de 1994, el piloto de Williams-Renault se estrelló a 217 kilómetros por hora contra un muro de cemento y murió pocas horas después en una clínica a consecuecia de las graves heridas.
Tiago, de 22 años, se colocó delante del monumento para fotografiarse junto con su primo Luis, de 23 años, ante la efigie de Senna, sentado pensativo sobre un pedestal de metal. Los dos jóvenes brasileños viajaron expresamente unos 10.000 kilómetros desde Curitiba para este triste aniversario a fin de recordar a su ídolo.
En ese domingo negro, ambos, aún muchachitos, siguieron la carrera por televisión. ’’La muerte de Ayrton nos afectó profundamente’’, dijo Tiago.
Diez años después se abrieron de nuevo las viejas heridas. ’’Ayrton seguirá siendo siempre campeón del mundo en nuestros corazones . Me resulta muy difícil expresar mis sentimientos’’, dijo Luis envuelto en una bandera con los colores brasileños. El y su primo se despiden en Imola ’’de este gran brasileño’’. Si el Gran Premio, como está planeado, se elimina el año próximo del calendario de la Fórmula 1, ninguno de los dos volverá jamás aquí.
En un gran paño blanco, sujeto en una valla de alambre, centenares de aficionados dejaron constancia de su duelo con sus firmas, cortos mensajes y corazones dibujados con bolígrafos.
Mientras en este lugar todo es nuevo y fresco, al otro lado del ’’muro de la muerte’’ la acción del tiempo corroe cada vez más los escritos allí grabados. Sólo salta a la vista un sencillo ’’Addio campione’’.
Dos horas y media antes de la salida del Gran Premio, el austriaco Gerhard Berger dio dos vueltas al circuito Enzo e Dino Ferrari al volante de un Lotus Renault aurinegro, el mismo que pilotó Senna en su primera victoria el 21 de abril de 1985 en Estoril.
Berger rindió asimismo homenaje a su compatriota Roland Tetzenberger, que se mató también de accidente el día antes de la muerte de Senna. En la parte trasera del vehículo ondeaba una bandera con la efigie de Senna y los colores nacionales de Brasil.
En la meta de llegada, el austriaco detuvo el bólido para hacerse una foto conjunta con la hermana de Senna, Viviane, y su hijo Bruno.
