
"Senna era un tipo especial. Siempre sonriente, siempre cordial", dice el médico Piana.
ROMA.- No le es fácil recordar. "La muerte de Ayrton Senna fue para mí motivo de gran tristeza. Recién puedo hablar de todo esto ahora, después de diez años", admite Giuseppe Piana, jefe del servicio médico del autódromo de Imola aquel 1 de mayo de 1994, uno de los primeros hombres que se acercaron al piloto brasileño tras estrellarse en la curva del Tamburello.
Cuando aquel día vio a Senna con la cabeza semi inclinada sobre el pecho e inconsciente, cuando logró sacarle la malla de debajo del casco, se dio cuenta "de que la situación era extremadamente crítica", recuerda durante una entrevista con la agencia dpa.
| "No pienso que un traspié sentimental pueda haberlo turbado" |
El médico Giuseppe Pianna negó categóricamente, conociendo la preparación física de los pilotos y la del mismo Senna, que algún problema sentimental pudiera haber turbado su concentración durante la carrera, como un libro sobre el piloto brasileño ha dicho recientemente.
"No creo que pudiera estar turbado psicológicamente. No lo creo. Ayrton era un hombre de una elevadísima sensibilidad, muy cordial, muy gentil, pero fuera de la pista. Cuando entraba en el cubículo del auto tenía una determinación y una concentración total, era un profesional. No pienso que un traspié sentimental pueda haberlo turbado. Un piloto no podría haber ganado tantos campeonatos como Senna, si no tenía dotes particulares", concluye.
-¿Ha cambiado de alguna manera la preparación física de los pilotos o la seguridad de autos y autódromos desde la muerte de Senna?
-"Ya entonces la preparación física de los pilotos era muy rígida. La seguridad de los autos ya entonces garantizaba la seguridad del piloto. Y en cuanto al autódromo, puedo decir que nuestra intervención era muy rápida. Por ejemplo cuando se incendió Berger, la asistencia fue inmediata y gracias al casco y al equipo protector, pudo salvarse", asegura.
"Lo de Senna fue un evento extremadamente desafortunado. Nuestro equipo médico recogió en esa curva al menos cinco o seis pilotos de fama, más otros de menor prestigio. Yo lo que no sé es por qué Senna fue más desafortunado que otros", añadió. El por qué de la suerte de Senna es algo que está tratando de averiguarlo el proceso contra la Williams, aún abierto después de diez años. |
"Por eso, en vez de internarlo en nuestro centro pedí que el helicóptero aterrizara en la pista para llevarlo al Hospital Maggiore de Bolonia. Era la primera vez que el helicóptero aterrizaba en la pista durante una carrera", asegura.
Con una primera inspección clínica me di cuenta de que el piloto estaba en peligro de muerte inmediato. Mi diagnóstico fue "grave trauma cráneo-facial con estado de coma" y debo decir que no se alejó demasiado de las conclusiones a las que llegaron los médicos de la terapia intensiva del hospital de Bolonia con la ayuda de la TAC (Tomografía Axial Computada)", cuenta, aunque reconoció no haber percibido que un rayo de la rueda, como se asegura ahora, le hubiera perforado el casco.
"No quiero entrar en los particulares clínicos porque no quiero hacer 'La Pasión de Senna', por respeto al campeón y a su familia", dice el médico en clara alusión al sangriento filme La Pasión de Cristo", de Mel Gibson.
"Yo esperaba de corazón haberme equivocado sobre el pronóstico, pero lamentablemente no fue así. Desde que lo vi tuve el presentimiento de que habíamos perdido un campeón", subraya Piana, que ha conocido a la mayoría de los pilotos de Fórmula 1, desde Nelson Piquet, pasando por Gerhard Berger (que se incendió en la misma curva de Senna pero logró sobrevivir) y el brasileño Emerson Fitipaldi hasta el argentino Carlos Reutemann.
En diez minutos, los tres médicos reanimadores pusieron a Senna en condiciones de hacer el breve viaje hasta el hospital Maggiore de Bolonia. Estabilizaron la actividad cardiocirculatoria y respiratoria, y el brasileño partió vivo desde el circuito de Imola.
Piana se quedó allí porque la carrera, después de 40 minutos, continuó, y tras tres percances graves en ese fin de semana no era de descartar que ocurrieran otros accidentes.
Ser jefe del servicio médico del autódromo de la Ferrari
De 68 años y jubilado como médico del Hospital Maggiore de Bolonia, Piana es especialista en medicina deportiva y emergencias médicas.
Un año después de la muerte de Senna dejó Imola, dónde había trabajado desde la década del 60, para pasar a ser jefe del servicio médico del autódromo de la Ferrari en Mugello, puesto que sigue ocupando. Allí la Ferrari prueba en gran secreto sus motores y se disputa una fecha del campeonato mundial de motociclismo.
El especialista contó que estuvo casi a punto de dejar su profesión después de aquel fatídico fin de semana de Fórmula 1 en el que murieron dos pilotos -el austríaco Roland Ratzenberger en su Simtek el sábado y Senna en el Williams el domingo-, mientras el viernes Rubens Barrichello había tenido un accidente en su Jordan.
"Senna era un tipo especial. Siempre sonriente, siempre cordial. No puedo decir que lo nuestro era una amistad. Sería demasiado. Pero habíamos desarrollado una buena relación que había crecido durante las pruebas. Tengo una foto con él que he colgado aquí en mi consultorio de cuando Ayrton había venido a visitar el centro médico que yo había creado en Imola", contó.
"Vino junto a Alain Prost. Era 1989, si mal no recuerdo. Y Ayrton estuvo conversando conmigo un largo rato. Le expliqué lo que se hacía, cuáles eran los medios que teníamos. A menudo los pilotos sólo van a ver a los médicos si tienen necesidad. Después, los ignoran a causa de los mil compromisos que tienen. En cambio Ayrton no era así. Siempre hablábamos detrás de los boxes. Cuando me veía me decía 'Ciao doctor!' y yo le respondía 'Ciao campione, como stai?'".
El doctor Piana habla de Senna con admiración, pero con una cierta distante ternura, casi tratando de evitar que los sentimientos menos protegidos puedan arrastrarlo al abismo que en 1994 estuvo a punto de atraparlo.
"Aquel fin de semana Senna vino a preguntar por sus colegas al centro médico, el viernes por Barrichello, y el sábado por el austríaco. Fue el único, el único... ¡Ninguno otro vino a preguntar por los heridos que estaba internados en nuestro centro!", dice.
"Cuando Ratzenberguer tuvo el accidente y yo llegué a la curva Tosa del autódromo con los demás médicos, ví que Senna se detenía para ver qué había pasado, pero los comisarios lo echaron. También ahí fue el único", agrega.
Un día después fue el turno de Senna, estrellado en la curva del Tamburello, la misma donde había muerto Gilles Villeneuve doce años antes, la misma donde Nelson Piqué chocó en 1987.
"Con Piquet tuve una discusión entonces porque el quería continuar la carrera y yo me oponía, porque había tenido un trauma craneal. En esa curva se estrellaron el menos cinco pilotos de fama. Pero Senna fue el más desafortunado", dice el médico.