BUENOS AIRES,. "Estoy podrido, me quiero ir", expresó el ex futbolista Diego Maradona a sus médicos, en claro síntoma de su notable mejora, al punto que en dos semanas más podría dejar la clínica a la que ingresó gravísimo diez días atrás.
Lo reveló hoy un informe de Canal 13, de Buenos Aires, según el cual Maradona, de 43 años, es atendido cada tres horas por kinesiólogos que le golpean la espalda para ayudarlo a expectorar, a raíz de su infección pulmonar.
El ex rey del fútbol mundial, de 43 años, está bajo oxigenoterapia, ya sin el respirador artificial ni sedantes, y en constante evolución, al punto que ya come pollo, papilla y duraznos en almíbar.
Maradona, no obstante que ingirió líquidos en los últimos diez días, perdió poco peso y casi mantiene los 110 kilogramos con los que ingresó a la clínica Suizo-Argentina, el domingo 18 de abril, en medio de una severa crisis cardiorespiratoria.
Su evolución, según informó hoy el diario La Nación, comenzó en realidad a mediados de la semana pasada, cuando logró establecer una primera comunicación con su ex esposa, Claudia Villafañe, quien permanece permanentemente a su lado.
"Si me escuchás, abrí los ojos", le dijo Villafañe a Maradona, quien dio una respuesta inmediata.
El lunes pasado, Villafañe escuchó por primera vez la voz de Maradona, disfónica por el respirador artificial, e inclusive el ex crack hizo una broma a su hija menor, Giannina, preguntándole dónde irían a cenar esa noche.
"(Papá) tiene un Dios aparte", dijo Dalma, la hija mayor de Maradona, entrevistada en América TV.
