 Fisher, el hombre de los 0.4 segundos. |
| "Fue de ciencia ficción" |
La canasta conseguida por el base de los Lakers, Derek Fisher dejó impresionados a todos los presentes anoche en San Antonio. "La mayoría de las veces la última jugada no es para mí, pero es algo muy especial el haberlo conseguido porque habíamos dejado escapar una ventaja grande, pero al final demostramos como hemos luchado durante toda la temporada", destacó el base.
Sus propios compañeros alabaron al suplente que dio la victoria al quinteto de Los Ángeles cuando sólo restaban cuatro décimas de segundo para que acabara el encuentro.
"Fue un partido increíble con un final aún más increíble. Tardaremos mucho en olvidar algo así. Las primeras opciones de pase fueron diseñadas para Bryant y para mí, pero no tuvimos opciones de recibir el balón. La canasta de Fisher fue de ciencia ficción", recordó el pívot Shaquille O'Neal, aún maravillado por los puntos de su compañero.
Mucho más triste estaba Manu Ginobili, quien marcó a Fisher cuando éste realizó el tiro. "Aún no me explico cómo pudo entrar el balón. Fisher estaba completamente cegado por mi mano y casi no había tiempo de levantarse para lanzar. Fue un golpe durísimo", explicó el argentino. |
SAN ANTONIO.- Infartante. Ése es el mejor calificativo que se le podría dar a lo acontecido anoche en casa de los San Antonio Spurs, cuando Los Ángeles Lakers demostraron por qué son los favoritos y se quedaron con una victoria memorable, que los deja a las puertas de la final de la Conferencia Oeste.
Pero debieron bregar hasta el último segundo para lograrlo. Literal, porque cuando el quinteto angelino puso en marcha su última jugada, en el reloj sólo quedaban 0.4 segundos. Casi nada, pero lo suficiente, en la NBA, para levantar las manos y ejecutar un tiro.
Sólo cuatro décimas habían quedado luego de que Tim Duncan sacara de la nada un tiro dificilísimo que cayó limpio en el aro y que daba una ventaja casi definitiva a los Spurs. Estaban 73-72 y el tiempo de juego prácticamente se había consumido. Prácticamente.
Porque aún con las mínimas posibilidades, los jugadores de Los Ángeles demostraron que ser un Lakers implica estar preparado para elaborar una jugada y conquistar los puntos aún cuando para todos los presentes anoche en San Antonio, la victoria ya se estuviera disfrutando.
Los Ángeles no tenían a un Michael Jordan, quien de seguro podría haber logrado lo mismo, pero sí contaban con un jugador que se le asemeja demasiado: Kobe Bryant. La pelota debía, casi con toda seguridad, ser jugada al número 8, para que éste probara al aro. Pero con tres Spurs marcándolo, era un tanto difícil.
Entonces apareció Derek Fisher. Aún marcado impecablemente por Emanuel Ginobili, el base angelino logró un espacio suficiente como para recibir el balón, girar en el aire y soltar el esférico justo en el momento en que la chicharra sentenciaba el fin del juego. La pelota hace el arco perfecto y cae limpia en la red. Dos puntos para los Lakers y ganan el partido 74-73.
La enorme felicidad con que el base corrió directamente hacia los vestuarios, contrastó profundamente con la decepción de los Spurs, que aún no entendían cómo se les fue de las manos un partido que 0.4 segundos antes tenían en el bolsillo.
Fue quizás el mejor partido de postemporada que se ha jugado en la actual fase final de la NBA. Sin embargo, no lo fue tanto por el nivel demostrado por los máximos favoritos a quedarse con el título, sino por el emocionante cuarto final, uno de los epílogos más memorables que se recuerden.
Los Lakers estuvieron desde un comienzo arriba en el marcador, con un Bryant (22 puntos) efectivo desde distancia y un Shaquille O'Neal (11) que hacía desaparecer a Tim Duncan (21).
Por el otro lado, Tony Parker (15) volvía a deslucir y perder pelotas increíbles, y Ginobili (8) no lograba demostrar el empuje anteriormente demostrado en los playoffs.
Lakers llegó a tener una ventaja de 16 puntos, pero aún jugando mal, los Spurs no dieron el juego por perdido. En el último cuarto Duncan demostró que andaba con suerte y Ginobili colaboró con Parker para que el francés acortar distancias y llegar a poner a San Antonio tres puntos arriba, con menos de 2 minutos por jugar.
Pero Shaq y Kobe preferían definir la serie en Los Ángeles y con sendos puntos pusieron a su equipo uno arriba (72-71) cuando quedaban 11 segundos para el final. Bryant estaba exhausto y el reloj dejaba mucho tiempo para que Gregg Popovich, coach de los Spurs, planeara la mejor definición para su equipo.
Llegó entonces la "última jugada", o al menos eso es lo que todos imaginaban. Recibe Duncan, quien trata de conectar con Ginobili, muy bien marcado por Bryant. El reloj se consumía, por lo que el pívot decide driblear hacia el centro, muy cerca del área de tiros libres y, con la marca de Shaq y en una posición incomodísima - terminó en el suelo- se elevó y sacó una "plegaria" que se fue directo al aro. Los Spurs estaban arriba otra vez, y el sólo quedaban 0.4 segundos.
Tiempo suficiente, quedó demostrado, para conseguir una victoria. Tiempo exacto que puede definir, a futuro, un título. Tiempo que anoche marcó la distancia que media entre el éxito y el fracaso.
Ahora los Lakers están en ventaja 3-2 en la serie y el sexto partido se juega en su casa en Los Ángeles. De pasar a la final, se convierten en el principal favorito para quedarse con el título de la NBA. Sería su décimo campeonato y para el técnico Phil Jackson, su séptimo, lo que lo convertiría en el coach más ganador. De conseguirlo, ya se habla del retiro del entrenador (que antes estuvo al mando de los Bulls de Jordan). Por sus problemas cardíacos, sus médicos le recomiendan no vivir emociones fuertes, y anoche fue un final infartante.