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La historia de los tenistas sometidos por sus nombres

Pocos se olvidarán de Potito Starace, aunque su caso se repite en todo el circuito.

27 de Mayo de 2004 | 15:30 | El Mercurio Internet
Borja Malo
Su nombre no le ayuda, pero Borja Malo prueba que es bueno.
SANTIAGO.- Potito Starace pudo pasar su vida en el anonimato del común del público chileno. Aunque el tenista italiano ganó el challenger de San Remo y tuvo buenas participaciones en Olbia y Napoli, sólo a través de Nicolás Massú pudo robarse un minuto en las agendas noticiosas nacionales.

Claro, le ganó a Sebastien Grosjean, pero lo importante es que era Potito y dejaba al viñamarino de tránsito por el top ten. Ahora formará parte del repertorio de más de algún chistosito, a la hora de la sobremesa.

Junto a la fama de Starace ahora aparecen una serie de individuos que seguirán un camino similar. El caso más cercano es el de Borja Malo. Un chileno de 16 años, que lejos de hacerle honor a su apellido, fue número uno criollo en catorce años y recorrió todo el planeta con una raqueta en la mano.

"La verdad es que ahora ya no me afecta lo del nombre. Al principio me molestaban un poco, pero nunca lo tomé muy en cuenta. Lo bueno es que se trata de un apellido que se recuerda más, en las giras todos decían me toca con Malo, pero ya ni tanto, porque me he consolidado más", reconoce el tenista formado en la Universidad Católica y que entrena en El Alba.

Borja Malo no tiene de qué quejarse. Su doble nacionalidad (chileno-española) le permitió ganarse una beca en el Centro de Alto Rendimiento de España, en Barcelona. "Ahí practicaba junto a Rafael Nadal (hoy número 47 del ATP) y Tommy Robredo (17° y rival de Massú este viernes). Estuve dos años allá y conocí a (Juan Carlos) Ferrero y (Carlos) Moyà".

Sólo dice que le den tiempo. Porque ante la crítica de que no hayan juniors en Roland Garros, asume que "muchos jóvenes están 800 ó 900 en el ranking ITF (para menores de 18) y a mí todavía me queda el próximo año. Lo que pasa es que los chilenos se dedican a jugar más en futuros o satélites y se olvidan del ITF, que es importante porque ahí uno conoce los torneos importantes y se hace conocido".

Otros casos

Los que más circulan en el circuito son los liberales. Es así como junto a Potito Starace algún día podremos ver a la búlgara María Penkova (503°) o la italiana Flavia Penneta (60°), en un duelo de dobles mixtos.

Asimismo, hay varios que se incorporan al circuito con la intención de conseguir alguna pareja. Entre ellos destacan el británico Oliver Freelove (808°) y la norteamericana Florencia Freeman-Young (1.066°). Aunque en preferencias hay de todos los gustos, como James Collieson (Bermuda) y las hermanas Alexandra y Arantxa Recio (743° y 747°).

El mexicano Marcelo Amador (539°) es el de mejor cartel, a diferencia de Alberto Cornelio (1.415°) y de Marcel Miron (1.415°), todo un voyerista.

Pero no todo es felicidad. A algunos les falta. Luis Feo-Bernabe (857°) y Federica Piedade (252°) no son los más agraciados, mientras Claudia Jorda (872°) y la italiana Elia Grossi (sin ránking) estarían pasaditas de peso. Mary Gambale (696°) calza 47 y medio y Gloria Pizzichini (862°) tiene retención de líquidos.

Más atrás aparece una mujer cuya devolución es fulminante. Por eso nadie quiere enfrentar a Etsuko Kitasaki (776°). Entre los varones, pocos se juntan con el suizo Phillip Horyna, así como dicen que el norteamericano Cecil Mammit es un chupamedias de los umpires.

Menos suerte han tenido el español Marc Chiva y el italiano Nahuel Fracassi. Nadie confía en ellos, a diferencia de Daniel Dios, quien se llevaba todas las oraciones.
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