ROMA.- Brasil cumplió con los pronósticos y dejó claro que se trata del mejor equipo del panorama del vóleibol internacional, al completar su exitosa temporada con el título de la Liga Mundial, el cuarto de su historia, que permite al equipo sudamericano contemplar con grandes expectativas la inminente irrupción del torneo olímpico, su auténtico objetivo.
El bloque de Bernardo Rezende "Bernardinho" pasó por encima del anfitrión, Italia, dueño histórico del torneo anual más prestigioso del circuito internacional de este deporte, que no pudo recuperar el protagonismo que ha perdido en los últimos cuatro años. Justo los que han coincidido con la irrupción brasileña, auténtica dominadora mundial.
La carrera por la gloria olímpica en Atenas se dejó entrever en Roma. Y Brasil se asoma como favorito después de evidenciar su autoridad ante Bulgaria, Serbia Montenegro e Italia, consecutivamente.
El equipo sudamericano está por encima de los imprevistos del deporte. Esquivó el factor sorpresa de los búlgaros en el partido más peliagudo para los de Bernardinho. El ánimo de revancha de Serbia, que perdió la final de su torneo maldito el pasado año en Madrid. Y también omitió la aureola y la condición de anfitrión de Italia en la final.
Brasil manejó el duelo a sus anchas dirigido por Gilberto Godoy Filho "Giba", que firmó un encuentro extraordinario. Especialmente en los momentos decisivos, como cuando dos de sus acciones concedieron el primer set a su equipo a pesar de que Italia disfrutó de un balón para cerrar la manga.
La igualdad desapareció en el segundo parcial. Los errores en el servicio y en la recepción del conjunto de Gianpaolo Montali, facilitaron el tránsito sudamericano y la consecución de rentas cómodas. El combinado brasileño, equilibrado con el papel de Andre Heller, Andre Nascimento y Anderson Rodrigues apresuró la consecución del segundo (25-19).
Italia no encontró a Andrea Sartorelli, el mejor de los suyos a lo largo del campeonato. Prefirió recurrir a Samuele Papi, más acertado. Mejoró la situación en el tercer tramo y el cuadro europeo se situó con cinco puntos de renta. El equipo de Bernardinho reaccionó. Acortó las diferencias hasta igualar en el momento decisivo (22-22). Un error de Ricardinho dio aire al bloque transalpino, que alargó el duelo hasta el cuarto set.
Brasil despreció cualquier tipo de riesgo. Y desde el inicio estableció los límites. Giba, perfecto en el bloqueo, atinado en la recepción y eficaz en ataque -veinte puntos- enseñó a sus compañeros el camino del triunfo. Italia se vino abajo y asumió la inferioridad ante el campeón.
