LOUISVILLE.- Mike Tyson, convertido en "un hombre decente", regresará este viernes al cuadrilátero después de 17 meses de inactividad en su propósito de reverdecer laureles y empezar a recomponer su patrimonio que alguna vez alcanzó los 300 millones de dólares.
Alrededor de tres mil personas presenciaron el miércoles uno de los entrenamientos del ex campeón mundial de los pesados para su pelea contra Danny Williams, un hombre que sólo ha perdido tres veces en 31 combates, de las cuales ganó 26 por la vía rápida.
Sin embargo era dudoso que esa multitud se hubiera reunido expresamente allí para verlo entrenarse. La razón fue que el cuadrilátero de alfombra roja fue instalado en una concurrida calle de Louisville, ciudad del estado de Kentucky.
Tyson practicó con entusiasmo con uno de sus sparrings, a cuyas palmas protegidas por guantes planos golpeaba vigorosamente pese a sus 38 años de edad.
Pero la demostración parecía tan intrascendente que no se escucharon aplausos ni expresiones de asombro de la multitud, a pesar de que se le recordó, por los medios locales, que por primera vez en 37 años se realizará una pelea de pesos pesados en la ciudad.
"Ahora soy un hombre decente", dijo el ex campeón que hasta hace unos años solía galvanizar a las multitudes con sus demoledores puños, que le llevaron a noquear a 44 oponentes, a muchos en el primer asalto, en sus 50 victorias como profesional.
Hace 17 meses que no peleaba. En ese lapso se declaró en bancarrota sin muchas explicaciones sobre el destino de la extraordinaria riqueza que acumuló en sus años de gloria, que empezaron en 1985.
Enfrentando deudas, Tyson vuelve al cuadrilátero y si consigue vencer a Williams, quizás se abrirá paso a una pelea por el título en tiempos en que la división de los pesados atraviesa por una escasez alarmante de figuras de primer nivel.
"Creo que mi futuro es más brillante que mi pasado", dijo optimista Tyson, que carga con el estigma de haber sido encarcelado por la violación de una reina de belleza y por haberle quitado un pedazo de oreja a Evander Holyfield con un vergonzoso mordisco.
Lo que haga mañana en el Freedom Hall servirá para saber si queda algo para ese futuro que avizora. Quizás todavía tiene fuerzas para noquear rivales, restablecer sus finanzas y escapar al asedio de sus acreedores a los que les debe unos 40 millones de dólares.
