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Massú es coronado por los dioses

En otra jornada histórica y emocionante, el tenista chileno se transformó en bicampeón olímpico tras batallar por cuatro horas en la arena ateniense, un logro sin precedente en la historia deportiva nacional.

22 de Agosto de 2004 | 16:37 | Felipe Vásquez, El Mercurio en Internet

Nicolás Massú
Massú, como ningún otro deportista chileno ha estado: dos veces en la cima del podio olímpico.
ATENAS.- En otra jornada de emoción, drama y gloria para el deporte chileno en Atenas, el tenista Nicolás Massú (14° ATP) atrapó su segundo oro olímpico en la competencia de singles, tras superar cuatro horas de heroica lucha ante el estadounidense Mardy Fish (35°).

Si los duelos previos de Massú en la competencia olímpica fueron alimentados de misterio y tensión, la última valla por la presea dorada resultó doblemente extenuante. La carga que arrastraba el número uno del país, tras jugar casi cuatro horas en la madrugada por el dobles, alimentaban la incógnita de hoy.

Pero Massú respondió con un despliegue fresco en el primer set. Quiebres en el segundo y cuarto juego, le dejaron una ventaja abismante de 5-0 para definir rápidamente la primera manga. Fue entonces cuando las primeras señales de cansancio comenzaron a aparecer. En cada punto, el chileno se tomaba tiempo extra para descansar en los saques. Fish modificó su estrategia de fondo y atacó a la red incesantemente, para estrechar la cuenta final a 6-3 en 46 minutos.

La manga siguiente fue la definitiva resurrección de Fish. El estadounidense comenzó a colocar un primer saque potente, ganador, que maltrató constantemente al agotado Massú. Con un quiebre en el octavo juego, Fish luego sirvió para llevarse el segundo capítulo con un 6-3 en 46 minutos.

La labor del estadounidense continuó de forma impecable. Colocó el 56% de su primer saque adentro y conectó siete "aces", ganando además un 93% de los puntos disputados con su primer servicio. Massú se veía cada vez más disminuido, los músculos se negaban a ayudarle y conectaba constantes errores (15). Así, el norteamericano se llevó el tercer parcial por 6-2 en 36 minutos, el más rápido del partido.

Pero en el cuarto set, la historia cambió. Un servicio de Fish que el línea cantaba como doble falta, fue dado como bueno por el juez de silla. El chileno no lo podía creer y así se lo hizo saber. Desde ese punto, Massú renació. Cuando se veía más derrumbado, el chileno se levantó con una frescura inexplicable, metiendo un saque más potente que nunca y corriendo incluso las bolas a las que sabía que no podía llegar.

Fish percibió que su rival volvía al partido y comenzó a cometer errores torpes, de aquellos que duelen. Totalizó 29 fallos en el cuarto parcial, donde Massú quebró en el cuarto y sexto juego, para sellar el 6-3 en 52 minutos.

La heroica recuperación del viñamarino tuvo su capítulo más brillante en el set definitivo. Comenzó quebrando, pero Fish se lo devolvió de inmediato. En el quinto juego, el jugador nacional consiguió otro rompimiento, esta vez el que liquidó al estadounidense.

Paso a paso, bola a bola, Massú exprimió las gotas de tenis que nadie hubiese pensado que le quedarían tras más de tres horas de partido. Fish colaboró con 28 errores no forzados, que encaminaron el 5-4. Con el servicio a su favor, Massú aprovechó su primer punto de partido, con un segundo servicio abierto que Fish devolvió ancho.

El grito de celebración de Massú se confundía con lágrimas de emoción que brillaban en su rostro cansado, pero victorioso. La historia la escribía ahí, con sus devoluciones ganadoras y con su incansable resistencia a los ataques de Fish a la red.

Massú, doble medallista olímpico, se subió a lo más alto del podio en Atenas y a la cumbre del deporte chileno, que nunca en su historia había tenido un éxito como el presenciado en Atenas. Como en un épico relato griego, el nombre de Nicolás Massú ya es legendario.
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