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Serena Williams vuelve a montar un circo en el US Open

En su debut, la tenista vistió una falda y una chaqueta de jeans adornados por unos enormes pendientes colgantes y sobre todo el remate de unas llamativas botas hasta la rodilla.

01 de Septiembre de 2004 | 10:23 | DPA
NUEVA YORK.- El US Open tiene fama de ser el menos convencional de todos los torneos del Grand Slam de tenis, y personajes como Serena Williams contribuyen a fomentar esa impresión. Como heredera del mejor espíritu del show business que domina el intramundo estadounidense, la menor de las Williams volvió a montar su circo.

El público que llenaba el monumental estadio Arthur Ashe, la pista central del torneo, estalló en aullidos cuando Serena entró a la pista en su debut de primera ronda. Daba igual cómo se llamase su rival (Sandra Kleinova), cuál fuese su nacionalidad (checa, detalle omitido por la mayoría de los diarios estadounidenses) o si Serena estaba recuperada de la lesión de rodilla que le lastra desde hace más de un año y que sólo le permitió ganar un torneo de los ocho que disputó en 2004.

El motivo del júbilo era el último modelo que lucía la potente tenista: una falda y una chaqueta de jeans adornados por unos enormes pendientes colgantes y sobre todo el remate de unas llamativas botas hasta la rodilla. Todo ello grabado, por supuesto, con el símbolo de la marca que le paga, al parecer, unos 40 millones de dólares por cinco años.

"Esta es la línea ’Rebelde sin causa", afirmó Serena Williams en una surrealista rueda de prensa en la que lo menos importante fue su arrolladora victoria (6-1 y 6-3). La tenista aseguró haber diseñado ella misma la ropa, inspirada en "lo que todo el mundo lleva. Es un look rebelde. Estoy simplemente siendo rebelde", afirmó.

La ex número uno del mundo hizo el calentamiento con las botas, usando a Kleinova como los "Harlem Globbetrotters" utilizan a sus sparring. "Mientras calentaba estaba pensando si iba a jugar o no con ellas, primero pensé empezar el partido y quitármelas en el segundo set. Pero después pensé que no quería que me distrajera y me las quité al principio. Pero podría haber jugado con ellas, porque son transpirables y muy buenas, material ligero".

En un punto ya cercano al delirio, Serena Williams confesó que no había visto la película de James Dean, pero "vi un reportaje sobre su vida en televisión, y creo que fue bastante cool, así que estoy muy emocionada por ser un poco la versión femenina de James Dean".

No es, ni mucho menos, la primera vez que la actual número once del mundo (tercera preclasificada en Nueva York) impacta por su atuendo, sino que más bien eso se está transformando en su imagen de marca.

En Roland Garros 2002 apareció vistiendo la indumentaria de la selección de Camerún de fútbol. Dos meses más tarde, en el US Open 2002 que terminó ganando, Serena sorprendió con su "traje de gata", un vestido negro ajustado al cuerpo que resaltaba su musculada figura.

"Si uno no tiene una forma decente ésta no es la mejor vestimenta. Está hecho de lycra, pero se supone que a cierta distancia da la sensación de que se parece un poco al cuero", dijo en aquella ocasión.

Sobre las botas, Serena anunció un descanso porque en Nueva York hay demasiada humedad. "Quizá en la temporada europea indoor, como en Rusia, donde hace mucho frío", agregó entre la complacencia de los periodistas estadounidenses y la mezcla de sorpresa e incredulidad de los demás.

La decisión ahorrará además un problema a los responsables del torneo y la WTA, puesto que no se verán en la tesitura de manifestar si el disfraz de Serena es o no acorde con las reglas. Aunque poco importaría, porque el show ya está montado.