MANCHESTER.- Wayne Rooney dio otro paso en su camino hacia la gloria. Ya era una estrella en la selección inglesa y había lucido esos laureles en el Manchester United, pero el domingo confirmó que es la pesadilla del Arsenal, el gran rival de los "diablos rojos".
Cuando el joven delantero militaba en el Everton, ya había dado muestras de tener una "predilección especial" por el elenco de Londres. El 19 de octubre de 2002 anotó su primer gol en la Premier League con 16 años y 261 días, tanto que rompió una racha de 30 partidos invicto del Arsenal.
El domingo, el día de su decimonoveno cumpleaños, casi él solo frenó a los "gunners" que llegaron a Old Trafford con una racha de 49 partidos en la liga sin conocer la derrota.
Primero fingió un penal que anotó Ruud van Nistelrooy en el minuto '73, y después sentenció con el segundo gol en el descuento, su primer tanto con el Manchester en la Premier League.
"La derrota es difícil de tragar, porque nos robaron", sostuvo el francés Arsene Wenger, técnico del Arsenal. "Incluso el propio Rooney reconoció a mis jugadores que no lo tocaron. El penal fue el punto de inflexión del partido", se quejó el DT.
La prensa, por su parte, se muestra algo más indulgente y denota cierta admiración por la viveza del delantero, que se creó un espacio en la iconografía del fútbol británico.
No tiene el atractivo físico de David Beckham ni el aspecto angelical de Michael Owen. Más bien es una versión moderna de Paul Gascogine, al que imita no sólo en su habilidad en el césped, sino también en sus continuas escapadas nocturnas.
