SAINT LOUIS.- 86 años. Eso es lo que debieron esperar los fanáticos de Boston Red Sox para poder enterrar de una buena vez hasta ayer, eterna maldición que les pesaba sobre la cabeza: "No volverán a ganar una serie mundial", sentenció en 1918 Babe Ruth, tras ser vendido a los New York Yankees.
Desde entonces, la frase, año a año se convirtió en un martirio para los "medias rojas", que a pesar de jugar cuatro series mundiales, no habían podido ganar ninguna.
Pero anoche ya era tiempo de sepultar la historia y escribir una nueva página en el elenco de Boston. En casa de St. Louis Cardinals, los Red Sox barrieron con los locales y se quedaron con el título mundial de béisbol. (4-0)
El cerrador Keith Foulke se encargó de sacar el último out, desatando el estallido de júbilo de los “medias rojas” quienes se amontonaron y no pararon de celebrar.
Manny Ramírez fue elegido el Jugador Más Valioso de la final.
Boston no ganaba el campeonato desde 1918, un año antes de transferir a Babe Ruth a los Yankees de Nueva Cork, a pesar de que éste era su figura y no quería marcharse de Boston. Por eso la maldición.
Sólo fracasos marcaron la historia de los Red Sox desde entonces, incluyendo algunos monumentales y que los convirtieron en sinónimos de la mala suerte en las mayores.
Sin embargo, una actuación magistral del abridor Derek Lowe anoche, un jonrón solitario de Johnny Damon y un doblete de Trot Nixon productor de dos carreras condujeron a Boston a la victoria.
Tras haber estado abajo 3-0 ante los Yankees en la serie por el título de la Liga Americana, Boston fue como un locomotora imparable, al ganar todos sus siguientes ocho partidos, una racha de triunfos que viene a ser un récord para la postemporada.
Contra los Cardinals, Boston siempre estuvo arriba en el marcador a lo largo de la serie, claro indicativo de su dominio. Los “medias rojas” ganaron los tres primeros juegos por 11-9, 6-2 y 4-1.
Lowe, ganador del séptimo juego de la serie frente a New York, volvió a tirar una joya, maniatando el ataque de los St. Louis. Retiró a 13 bateadores en forma consecutiva hasta que el colombiano Edgar Rentería le conectó un doble en el quinto. El derecho trabajó siete entradas sin tolerar carreras y espació tres hits.
Cardinals, cuya artillería fue la mejor de la Liga Nacional durante la temporada regular, se cavó su propia fosa al desplegar un ataque inoperante durante el clásico. La última barrida se había producido en 1999, cuando los Yankees despacharon a los Bravos de Atlanta.
