VILLARREAL.- Juan Román Riquelme decidió que sería Román cuando abandonó el Barcelona para recalar en el Villarreal, club en el que el argentino quería comenzar una nueva etapa en la que reencontrarse con el juego que maravilló en Argentina. Tras poco más de un año el bonaerense lo ha conseguido y vuelve a ser el Riquelme que entusiasmo a la hinchada xeneize.
El mediocampista que llegó al fútbol europeo en 2002 con la aureola de astro del fútbol argentino, tras seis campañas gloriosas en Boca Juniors en las que conquistó la Copa Intercontinental, dos Copas Libertadores, además de tres títulos de liga en Argentina, no se adaptó al Barcelona en su primera temporada y pagó los platos rotos al ser el fichaje mediático del entonces presidente Joan Gaspart.
La llegada de nuevos jugadores extra comunitarios al club catalán y la falta de adaptación de Riquelme provocaron su salida del Barcelona y su destino fue, tras una cesión por dos temporadas, el Villarreal, un club más modesto pero ambicioso, donde varios ex de Boca Juniors habían recalado con anterioridad como Diego Cagna, Martín Palermo o Guillermo Barros Schelotto y donde se ha encontrado a otros como Rodolfo Arruabarrena o Sebastián Battaglia.
El argentino, que decidió que en la leyenda de su camiseta pusiera Román y no Riquelme, firmó en su primer año una buena temporada en el conjunto castellonense, que llegó a las semifinales de la Copa de la UEFA y realizó una aceptable campaña en liga, si bien la estrella del futbolista se fue apagando al final de la temporada debido a sus problemas de pubalgia.
Tras un plan específico de recuperación este verano, que le impidió participar con Argentina en la Copa América y los Juegos Olímpicos, el jugador ha vuelto con fuerzas al Villarreal. Apenas quedan vestigios del Román dubitativo. Ahora ha reaparecido el Riquelme de fantasía y decisivo que llevó a las más altas cotas del fútbol argentino e internacional al Boca Juniors, ahora bajo la conducción de un chileno Manuel Pellegrini, ex técnico de River Plate.
Una buena muestra de ello fue el partido de Riquelme ante el Osasuna del pasado domingo, donde anotó dos goles y dio la asistencia del tercero, aunque en las retinas de los aficionados de su club quedó impresa la calidad del argentino en el tercer tanto, donde exhibió un sutil y elegante toque de balón para superar al portero Sanzol en su salida.
El peso específico de Riquelme en el Villarreal es cada vez mayor y es que el equipo castellonense se transforma cuando el argentino asume el protagonismo y comienza a hacer carburar ofensivamente a sus compañeros.
Atrás brilla otro ex Barcelona
Si en ataque Riquelme es la llave maestra que el Villarreal utiliza para abrir las defensas rivales, en defensa el guardameta José Reina se ha erigido en un muro prácticamente infranqueable para sus adversarios.
El portero madrileño, que ya la pasada temporada se convirtió en uno de los jugadores fundamentales del Villarreal y que a punto estuvo de ser convocado para la Eurocopa de Portugal por la selección española, no ha bajado un ápice su rendimiento en la actual, en la que es el portero menos goleado de la categoría con cinco goles recibidos en diez encuentros.
Si su rendimiento esta siendo brillante en líneas generales, alcanza cotas excepcionales cuando su equipo actúa como local, ya que Reina no ha encajado ni un solo gol en El Madrigal, a pesar de haber disputado cinco partidos de liga y cinco encuentros de competición europea.
Reina que curiosamente también recaló en las filas del Villarreal procedente del Barcelona, club en el que se formó, se ha convertido en uno de los pilares de su equipo, como demuestra que el club castellonense apostará fuerte por él y decidiera quedarse en propiedad con sus derechos el pasado verano, ya que el club catalán tenía una opción de recompra.
Ahora, tras pasar con más pena que gloria por un "grande" como el Barcelona, Riquelme y Reina triunfan en un Villarreal que cada año busca subir un peldaño más en la elite del fútbol español e internacional.
