
AUBURN HILLS, EE.UU.- El alero Ron Artest y el escolta Stephen Jackson se vieron envueltos en una pelea colectiva con los aficionados de los Detroit Pistons, cuando sólo faltaban 49 segundos para que finalizase el partido que ganaron por 97-82 a los actuales campeones de liga.
La pelea con los aficionados se inició después de un enfrentamiento entre Ben Wallace, que sintió que una falta de Artest en contra de su persona fue muy dura, y el propio Artest.
Todos los jugadores salieron de la banca e intercambiaron varios empujones antes de que los árbitros restauraran el orden, a falta de 45.9 segundos para que expirara el tiempo reglamentario.
Sin embargo, este momento de calma fue muy breve. Artest recibió en la cara el impacto de un vaso de plástico lleno de bebida y su reacción fue subir a las gradas a ajusticiar al aficionado que le había agredido y abrir así un acto nunca antes visto en la NBA, pelea entre jugadores y aficionados.
Los golpes volaban por todas partes al igual que las botellas y los vasos de plástico. Incluso una silla también fue lanzada por un aficionado contra el pívot Jermaine O’Neal, de los Pacers, que al final fue otro de los implicados en la batalla campal, que obligó a los árbitros a dar por finalizado el partido cuando aun faltaban 45,9 segundos por jugarse.
Pero antes, Artest y Jackson subieron a las gradas para enfrentarse a los aficionados, que lanzaban objetos a los integrantes de los Pacers e insultaban a los jugadores.
Jackson, Artest y O’Neal conectaron derechas que derribaron a varios aficionados, que mostraron su lado más feo lanzando sillas, botellas plásticas y cualquier objeto que tuvieran a su alcance.
"Esto es la cosa más fea que he visto como jugador y entrenador en esta liga" dijo Larry Brown, el entrenador de los Pistons, que trató en vano de frenar la confrontación. "Ni los aficionados deben reaccionar de esa manera, ni mucho menos los jugadores irse a unas gradas para entrar en una pelea colectiva", manifestó el técnico, en lo que ha sido considerado la peor trifulca en la historia de la NBA.
"Me sentí como si luchara por mi vida en la cancha" dijo el entrenador de los Pacers, Rick Carlisle. "Siento mucho que el partido terminase de esa manera, porque jugamos muy bien", agregó.
Sin embargo, Carlisle, que no quiso comentar las acciones de Artest, el polémico jugador que la pasada semana le pidió un descanso para promocionar un disco de música rap, dijo que estaba detrás de sus jugadores para apoyarles al ciento por ciento y superar cada una de las consecuencias que pueda traer el incidente.
La NBA, a través de su portavoz Tim Frank, dijo que no tenía ningún comentario que hacer hasta que revisara con detenimiento todo lo sucedido en el Palace de Auburn Hills.
Después de tres horas de haber terminado la pelea colectiva, la policía local se llevaba varios vídeos que las cadenas de televisión habían grabado durante los incidentes y el subjefe de policía de Auburn Hills (Michigan), Jim Mynsberge, dijo que habían hablado con varios de los testigos presentes en el campo y también tenían previsto escuchar el punto de vista de los jugadores de los Pacers.
"Tendremos toda la información lista para que el fiscal del Condado de Oakland la examine y decida si presenta algún tipo de cargos", declaró Mynsberge. "Confío en que para el jueves de la próxima semana tengamos hecho el trabajo", agregó.
Mynsberge también confirmó que una persona había tenido que ser llevada al hospital para ser tratada por las heridas que recibió durante la pelea y otras seis fueron atendidas en el campo con lesiones menores.
Los directivos de los Pistons, encabezados por el presidente Joe Dumars, reiteraron que el comportamiento del público no fue el más correcto, pero los jugadores de los Pacers que se fueron a las gradas habían hecho algo inaceptable bajo cualquier circunstancia.
Por su parte, Matt Dobek, portavoz de los Pistons, confirmó que la investigación policial se había iniciado y que se llegaría hasta el final del asunto.
Sin embargo, todos estuvieron de acuerdo en que lo sucedido en el Palace de Auburn Hills era lo peor que le podía pasar al deporte de la NBA.
Mientras tanto, la reacción de otros profesionales de la NBA en toda la nación fue unánime al destacar que lo sucedido en el Palace de Auburn Hills había sido lo peor que habían visto desde que llegaron al profesionalismo.
Algunos también dijeron que se preparen los jugadores y la NBA porque el número de demandas que van a recibir va a ser importante y les puede costar muy caro el incidente.