NUEVA YORK.- La cadena estadounidense de televisión WDIV-TV anunció que la NBA va a suspender por treinta partidos al jugador de los Pacers Ron Artest, por su intervención en la pelea que enfrentó en Detroit a jugadores y público, en el partido entre el equipo de Indiana y los Pistons.
La misma cadena también afirma que otros dos jugadores de los Pacers involucrados en los incidentes, Jermaine O’Neal y Stephen Jackson, van a ser suspendidos por veinte partidos. Asimismo, de acuerdo con WDIV-TV, el pívot de los Pistons Ben Wallace será sancionado con cinco partidos.
David Stern, presidente de la NBA, que ha calificado los hechos como "una humillación para cualquiera que pertenezca a la NBA", anunció el sábado que Artest, O’Neal, Jackson y Wallace están, por ahora, suspendidos indefinidamente. Se espera que el directivo estadounidense haga oficiales las sanciones en las próximas horas.
La pelea se desató cuando los mencionados jugadores de los Pacers saltaron a las gradas para enfrentarse a unos espectadores que les habían arrojado diferentes objetos, desde botellas de plástico hasta sillas.
Como consecuencia de esa actuación los cuatro jugadores se enfrentan ahora, no sólo a la sanción que determine la NBA, sino a la posibilidad de ser arrestados por la policía.
Jackson irrumpió en la grada y empezó a lanzar puñetazos y alcanzó a un espectador que había arrojado una botella de cerveza de plástico que impactó en su cara.
Los espectadores siguieron arrojando objetos e insultando a los jugadores de los Pacers. Algunos saltaron a la pista y uno de ellos se enfrentó directamente a Artest, que le tumbó de un puñetazo. Mientras, O’Neal persiguió a otro aficionado y le tiró al suelo de un golpe.
Rasheed Wallace (Pistons) y el comentarista de radio Rick Mahorn accedieron al graderío para intentar detener la pelea, en tanto que el árbitro Tommy Núñez recibió el impactó de una botella que le abrió una brecha en la cabeza.
El partido tuvo que ser suspendido y los Pacers alcanzaron el vestuario en medio de una horda de aficionados que continuaron arrojándoles cosas, sin escuchar los ruegos del técnico Larry Brown para detenerse. Los jugadores y los árbitros fueron rociados de cerveza, soda y palomitas.