
SEVILLA.- Rafael Nadal, el joven de 18 años que puede convertirse en el más joven ganador en la historia de la Copa Davis, sustituirá en el equipo español a Juan Carlos Ferrero el primer día y tendrá la responsabilidad de jugar individual y dobles, en la final contra Estados Unidos este fin de semana en el Estadio Olímpico de Sevilla.
El G-3, grupo de capitanes españoles, se la ha jugado con Nadal al colocarle en lugar de Ferrero. Una apuesta de envergadura, importante, quizás decisiva, pero meditada y tomada por razones técnicas y físicas.
Así, Carlos Moyá y Rafael Nadal saldrán a luchar el primer día en esta final histórica, en el séptimo enfrentamiento contra el conjunto estadounidense, contra Mardy Fish y Andy Roddick, respectivamente.
Además, el sorteo, celebrado hoy en la pista central levantada en el Estadio Olímpico, con la ensaladera como testigo, ha favorecido en teoría al equipo español. La experiencia de Carlos Moyá, número uno español, abriendo el viernes contra Mardy Fish puede dar la suficiente tranquilidad a Nadal contra el estandarte del conjunto estadounidense, Andy Roddick, en el segundo punto de la contienda.
Las razones del grupo de capitanes para este cambio se fundamentan en el estado físico de Ferrero. Su ampolla en la mano derecha le ha impedido entrenarse sin vendaje hasta justo hoy mismo. Según Jordi Arrese, unos pocos días más de cautela y práctica pueden favorecer a Ferrero.
Además, Nadal no tiene nada que perder ante Roddick, aunque su único enfrentamiento este año, en el Abierto de Estados Unidos fue claramente favorable al de Nebraska (6-0, 6-3 y 6-4), pero este duelo fue en pista dura, diferente al que tendrá lugar el viernes sobra la pesada tierra del recinto sevillano.
Pero el G-3, como siempre, tiene guardado un as en la manga. Gane o pierda Nadal el primer día, éste habrá desgastado al campeón del Abierto de Estados Unidos, para el domingo contra Moyá. Y el último punto de la eliminatoria, en caso de empate 2-2 sería el que disputaría Fish, contra Rafael o si lo consideran oportuno, contra un recuperado Juan Carlos Ferrero, a quien no le debe temblar la mano, si es necesario que él cierre la contienda.
Todo preparado, dispuesto para el G-3, e incluso para Patrick McEnroe, capitán estadounidense, que también contaba con la posibilidad de que Nadal sustituyera a Ferrero. De hecho Roddick se ha entrenado durante todos estos días con un jugador júnior, zurdo como Rafael, Wayne Odesnik, para evitar cualquier sorpresa. Además McEnroe dejó entrever hoy que espera cambios también para el domingo.
El semblante de Ferrero antes de comenzar el sorteo ya parecía despejar las dudas sobre quien saldría para acompañar a Moyá en los individuales. Serio, con la mirada baja, y algo triste, el valenciano no tenía más remedio que admitir la suplencia, al menos el primer día y luego esperar como discurrirán los acontecimientos.
Para Nadal es además una prueba de la fe que el G-3 tiene en él. Nadal fue uno de los héroes en la eliminatoria disputada en Brno contra la República Checa y después tuvo el corazón necesario para aupar al conjunto español en Alicante contra Francia en semifinales.
El equipo español, amparado por sus 11 victorias consecutivas en casa, por el impulso que esperan de los 26.600 espectadores, récord mundial en esta competición, y por la cercanía que tiene de ganar su segunda Copa Davis en cinco años, parte como favorito, pero sin euforia, como destacó Arrese al final.
El conjunto estadounidense, ganador de 31 títulos, ha esperado desde 1997 para alcanzar una final. Busca su título para una generación joven, sin Andre Agassi o Pete Sampras, y su capitán ha apostado por la juventud y conexión entre todos, más que por la experiencia.
En el doble, no hubo sorpresas. Tommy Robredo y Rafael Nadal lucharán contra la mejor pareja del momento, los hermanos Bob y Mike Bryan. Los españoles no se arrugan a pesar de que saben del potencial americano. Ellos son los ganadores de Roland Garros el año pasado e incluso del Conde de Godó, y los dos últimos triunfadores de la Copa Masters, pero las palabras de Robredo infunden esperanza.
"Está claro que el doble es a priori el punto más complicado, pero no lo daría por perdido. Ya dimos la sorpresa contra Francia en Alicante, y por qué no darlo aquí. Lo que es claro es que daremos que hablar", dijo el tenista.