LOS ANGELES.- Allen Iverson dio un paso al frente, pidió jugar a pesar de padecer unos fuertes dolores en la cadera y logró 45 puntos, decisivos en el triunfo por 106-98 de los Philadelphia 76ers sobre los Miami Heat.
Los Sixers afrontaron en la noche del lunes un partido muy delicado ante los Heat, el mejor equipo de la Conferencia Este de la NBA. Iverson añadió el orgullo a unos Sixers que buscaban mantener, con éxito, el liderato de la División Atlántica, donde todos los equipos tienen más derrotas que victorias.
"Todos los partidos tienen algo especial, pero motiva aún más medirte al mejor equipo del Este. En mi mente no había otra cosa que la victoria y nos salió un gran partido", dijo Iverson.
Además, la estrella de los Sixers hizo jugar al resto de sus compañeros, ya que a su gran marca anotadora añadió 11 asistencias, con una sola pérdida de balón. "Iverson es un gran anotador y sabemos que es capaz de alcanzar cifras increíbles cada noche. Pero, además, tiene talento para mover a todo eo uno de los mejores partidos que le recuerdo", dijo Jim O'Brien, su técnico.
Otro de los jugadores más destacados fue el pívot Samuel Dalembert, quien hizo ocho de sus 16 puntos en el último cuarto y, además, realizó una gran defensa sobre Shaquille O’Neal, que se quedó en 24 tantos y sólo cinco rebotes.
"Fue una noche muy larga en la que perdí mucho peso. Pero mereció la pena porque todos hicimos un gran trabajo que tuvo su premio", manifestó Dalembert.
Los Heat pasan por dificultades después de acumular aquella gran racha de 14 victorias consecutivas a comienzos de enero. Desde entonces, el equipo de Miami apenas suma un balance de cinco triunfos y seis derrotas.
