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Batalla de poder en F1

El futuro de la máxima categoría del automovilismo deportivo vuelve a estar en peligro después de 20 años.

02 de Marzo de 2005 | 12:15 | BBC.Mundo

La habilidad de Ecclestone para explotar los derechos comerciales de F1 ha hecho que muchos lo consideren como el padrino de la misma.
LONDRES.- Este fin de semana se dará luz verde al inicio del campeonato mundial de Fórmula Uno, la principal y más famosa categoría automovilística del mundo, con la disputa del Gran Premio de Australia.

En lo deportivo, la temporada 2005 se presenta como una de las más competitivas de los últimos años con un grupo de serios aspirantes al cetro que ostenta desde hace cinco años el alemán Michael Schumacher.

Sin embargo, la atención de estos días no está en la pista, sino en los despachos.

La batalla de poder que mantienen Bernie Ecclestone (para muchos el dueño de la categoría) y la Federación Internacional de Automovilismo (FIA, organismo regulador) con el GPWC (Gran Prix World Championship) hace recordar la crisis política que sufrió la F1 a comienzos de lo años 80.

Entonces, la categoría se dividió a raíz de las diferencias entre la FISA (actual FIA) y la FOCA (representante de las escuderías).

El establecimiento de dos campeonatos paralelos fracasó por lo que fue necesario reagrupar los intereses de ambas partes en un mismo fin.
Fue aquí cuando surgió las figuras de dos personalidades que han controlado los hilos de la categoría: Bernie Ecclestone y Max Mosley.

Futuro incierto

La habilidad de Ecclestone para explotar los derechos comerciales de F1 ha hecho que muchos lo consideren como el padrino de la misma.

Mosley, por su parte, alcanzó la presidencia del organismo regulador, la FIA.
El liderazgo de ambos ha permanecido inalterable por más de dos décadas gracias al llamado Tratado de la Concordia (especie de constitución de la F1).
Pero este pacto, firmado en París, llega a su fin con la última carrera de la temporada 2007.

Ahora, las principales escuderías que forman parte del campeonato mundial demandan una mejor distribución de los recursos que generan, amenazando a Ecclestone con retirarse de la categoría después de esa fecha.

Esta iniciativa es respaldada por las compañías fabricantes de autos que decidieron formar el GPWC, organismo de presión que tiene como función delinear la figura de un campeonato paralelo.

El poder de la fama

El GPWC fue fundado por Daimler-Chrysler (Mercedes), BMW, Renault, Ford (que abandonó la categoría) y FIAT (Ferrari).

Pero esta última dio un giro de 180º.

La marca italiana, en un movimiento que muchos calificaron de traición, aprovechó su condición de ser el equipo más popular y exitoso de la categoría para llegar a un acuerdo con la dupla Ecclestone-FIA a comienzos de este año.
Lo que en un principio pareció ser el remedio necesario para estabilizar la categoría, resultó ser un detonante.

Las japonesas Toyota y Honda, molestas por la actitud de Ferrari, se unieron al GPWC, lo que refuerza la posición de este organismo.

Si bien nadie desea que haya una división, pocos están dispuestos a aguantar el favoritismo que Ferrari ostenta.

Entre los beneficios logrados por Ferrari gracias a su nuevo acuerdo, que tiene vigencia hasta 2012, figuran los siguiente puntos:

  • Ferrari tiene garantizado US$67 millones cada año antes de que se reparta el dinero a las otras escuderías.
  • Puede vetar los cambios que acuerden los otros equipos, incluso si estos cambios fueron unánimes.
  • Obtendrá un mayor porcentaje del retorno comercial así llegue en último lugar y otro equipo finaliza en primera posición.

    Golpe de Estado

    Aunque el dinero influye en casi todas las decisiones de la F1, es probable que las diferencias comerciales sean las más sencillas de resolver.

    El problema es más profundo e involucra a Max Mosley, presidente de la FIA.
    La forma, y no el fondo, en que Mosley ha actuado, imponiendo cambios continuos al reglamento ha molestado a los jefes de equipos.

    Con el argumento de reducir costos, Mosley impuso una serie de medidas a finales del año pasado que han tenido un efecto opuesto.

    La oposición contra Mosley crece y crea un medio ambiente que difícilmente
    Mosley podrá gobernar.

    En octubre son las elecciones a la presidencia y ya surgen nombre para sustituir al dirigente británico, como el francés Jean Todt o el australiano Paul Stoddart.

    Es un año crítico para la Fórmula Uno. En lo deportivo necesita volver a atraer la atención de los aficionados con una mejor oferta del espectáculo.
    En lo político necesita encausar las diferencias para garantizar el futuro de una categoría que desde 1950 ha permanecido como la máxima expresión del automovilismo deportivo en el mundo.
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