FRANKFURT.- Japón, con un gol en el tramo final de Masashi Oguro, se impuso a una pésima selección griega, que queda con pie y medio fuera de la Copa de las Confederaciones y el orgullo de campeón europeo herido.
El equipo que dirige el brasileño Zico terminó por revelar la actual situación del conjunto que dirige el alemán Otto Rehhagel, cuyo paso por la élite lleva camino de convertirse en una anécdota.
Todo lo que hace un año, cuando levantaba el trofeo continental en Portugal, eran elogios, ahora son defectos. Ni es un equipo solidario, ni funciona su defensa, ni, por supuesto, ataca con criterio.
Mermada por las lesiones (Seitaridis y Zagorakis) y por la baja forma de sus delanteros (Vryzas y Charisteas), Grecia no logró mejorar la mala imagen que dejó en la goleada ante Brasil (3-0), ante la que al menos le quedó la excusa de perder contra el campeón del mundo.
Japón, que aún está lejos de saber manejar situaciones favorables en las grandes competiciones, fue mejor durante todo el encuentro y, al menos, mostró alguna intención de buscar el marco contrario.
Sin mucha puntería en la primera parte, acertó en el minuto 76 por medio de Masashi Oguro, que poco antes había entrado en el campo y recibió un gran pase de Shunshuke Nakamura, probablemente, el jugador con más talento del equipo de Zico.
La victoria mete a la selección japonesa, que en la última jornada de la primera fase de medirá a Brasil, en la lucha por la semifinal de la Copa de las Confederaciones.
