Flavio Briatore, el timonel de Renault. |
NEW YORK.- La Fórmula 1 podría plasmar una vuelta al pasado y regresar con un Gran Premio a Las Vegas, como opción para salvar negocios en el apetecido mercado estadounidense luego del fiasco de Indianápolis.
Se trata de una idea y un sueño de Flavio Briatore, el jefe de equipo de Renault, quien invitó el domingo a "amigos personales" que residen y tienen negocios en la ciudad del juego estadounidense, para que vean la carrera de Indianápolis.
El boicot de siete equipos a la carrera, que transformaron la cita en una farsa con sólo seis autos en pista, desató la irritación de la afición local y gestó duras críticas de la prensa, que ve sin futuro a la F-1 en Estados Unidos.
"América del Norte es muy importante para la categoría y Las Vegas no es sólo juegos y casinos en el desierto. Es una ciudad de continuo crecimiento y que tiene toda la estructura que necesita una carrera de F-1", había afirmado Briatore, antes del escándalo del domingo.
Bernie Ecclestone, el dueño de los derechos de comercialización de la F-1, había flirteado con Las Vegas a principios de la década de 1980, cuando la ciudad tenía su carrera en un circuito callejero al estilo de Mónaco.
Pero el calor tórrido del desierto de Nevada desató quejas de los equipos, que afrontaban un complicado trazado de 3.600 metros y 16 curvas, algunas de las cuales pasaban a sólo 70 metros de las construcciones, y acabó por sacar a Las Vegas del calendario.
El brasileño Nelson Piquet fue una de las víctimas del calor de Las Vegas al sufrir un colapso durante un Gran Premio.
El circo se marchó entonces a Detroit, el emporio automotor de Estados Unidos, donde no captó espectadores ni atención; se trasladó más tarde a Phoenix, con idéntico fracaso, y terminó afincándose desde el 2000 en Indianápolis, donde el domingo pareció recibir un golpe de gracia.
"Las Vegas es una opción para pensar en el futuro", deslizó Briatore, cuyo equipo fue uno de los que boicoteó la carrera de Indianápolis.
