LONDRES.- La estadounidense Venus Williams mostró una formidable fortaleza y una contundencia incontestable para destronar a la rusa Maria Sharapova de Wimbledon, y retornar dos temporadas después a la final del torneo londinense al vencerla por 7-6(2) y 6-1.
Con su victoria, Venus vengó la derrota que su hermana Serena sufrió ante Sharapova en la final del pasado año. Pero tendrá que esperar hasta mañana viernes para conocer a su rival por el título, pues la lluvia, que demoró el arranque de la sesión tres horas y media, reapareció en la recta final del choque entre la estadounidense Lindsay Davenport y la francesa Amelie Mauresmo.
La número uno del mundo dejó el partido a sólo cuatro puntos del triunfo (6-7(5), 7-6(4) y 5-3, con saque de la francesa 15-0) para frustrar las intenciones de Mauresmo que sueña con convertirse en la tercera jugadora francesa en alcanzar la final, después de la mítica Suzanne Lenglen, campeona en 1919, 1920, 1921, 1922, 1923 y 1925 y, más recientemente de Nathalie Tauziat, que cayó en la de 1998 ante la checa Jana Novotna.
Venus, descendida en esta edición a la consideración de decimocuarta favorita, volvió a poner en evidencia la hegemonía del tenis ruso con un triunfo que se alargó una hora y 42 minutos.
El año pasado, las raquetas de Rusia ejercieron un dominio inapelable, con triunfos en tres de los cuatro Grand Slam. Roland Garros con Anastasia Myskina, Wimbledon con Maria Sharapova y el Abierto de Estados Unidos con Svetlana Kuznetsova. Sólo Australia se salvó.
Las rusas parecieron precipitar un brutal y radical cambio generacional e hicieron olvidar el dominio hasta entonces encabezado por las hermanas estadounidenses Serena y Venus Williams junto a Lindsay Davenport y las belgas Justin Henin-Hardenne y Kim Clijsters.
Sin embargo, las lesiones y dolencias físicas que sufrieron varias de éstas -las europeas estuvieron unos meses al margen del circuito y también las californianas- facilitaron una alternancia hegemónica aparentemente prematuro.
La normalización de la situación llegó en la apertura del 2005. Con todas las raquetas en plena predisposición. Australia volvió a quedarse al margen del tenis ruso con la victoria de Serena; Henin Hardenne conquistó Roland Garros en París. Y ahora, en Wimbledon, Sharapova no reeditará su éxito del año pasado.
La recuperación del tono de antaño de Venus ha ubicado en su justo lugar el panorama del circuito, copado en sus primeras posiciones de la clasificación WTA por jugadoras de Rusia. La potencia con la que la californiana llegó a ser número uno del mundo en febrero del 2002 y la que le llevó a dominar con autoridad los grandes torneos, revivió sus mejores momentos en la pista Uno del All England Club.
La mayor de las Williams, a sus veinticinco años, ha vuelto a dar la sensación de ser la dueña del nuevo siglo, con sus temporadas de gloria en el 2000 y 2001 cuando ganó los dos Wimbledon y los dos Abiertos de Estados Unidos que llenaron de brillo un palmarés nutrido por 32 títulos. El más reciente, y único de este año, el de Estambul, sobre tierra.
Repuesta del todo de la lesión abdominal que la tuvo alejada de las pistas durante seis meses, Venus parece dispuesta a retornar a la cima y disputará su undécima final de un Grand Slam tras batir a Sharapova, que había transitado con comodidad por el torneo. Prueba de ello es que sólo había cedido un saque en los cinco partidos anteriores. Hoy, la californiana la quebró en cuatro ocasiones.
El duelo desveló una tensa lucha. La puja de dos tenistas que desplegaron todo su talento. Ambas rivalizaron en dureza de golpes e, incluso, en gritos, para acompañar el esfuerzo de sus respuestas.
Sharapova, sin embargo, no regaló nada. Salvó tres puntos de set antes de ceder la manga después de llevarlo al desempate, donde Williams fue muy superior. Se vino abajo la rusa luego. Y Venus se creció para apabullar a la campeona por un rotundo 6-1, aunque eso sí erró su primera oportunidad con una derecha larga, un fallo infantil que subsanó a continuación.
