
COURCHEVEl, Francia.- El estadounidense Lance Armstrong, quien hoy se vistió de nuevo de amarillo en Courchevel después de impartir una lección junto al español Valverde, destacó que el hispano "estaba impresionante y no había forma de descolgarle" y avisó de que el Tour aún no se ha acabado.
"Estaba impresionante, los demás se descolgaban, pero el estaba siempre ahí, no había forma de quitárselo de encima. Es un corredor difícil de clasificar, porque puede ganar al esprint o una etapa de montaña, es muy completo, inteligente y cuenta con un buen equipo. Su punto débil es la contrarreloj, pero no tengo dudas de que mejorará en el futuro", dijo el estadounidense.
Armstrong aseguró que a pesar de haber superado a todos sus rivales "aún queda mucho Tour" y destacó que guardar hasta París la prenda dorada será decisión del director del equipo Johan Bruyneel.
"El objetivo es tener el maillot amarillo en París, claro, pero aún queda mucho camino y será mi director quien decida. Hoy los principales adversarios han perdido terreno, pero aún nos esperan muchas etapas. Igual que nosotros tuvimos un mal día, hoy lo han tenido los demás", dijo Armstrong después de subir al podio como líder.
El líder del Discovery Channel explicó la táctica del equipo en el ascenso a Courchevel. "No estaba previsto que Popovych estuviera conmigo hasta el final, entre otras cosas porque tuvo una caída. El elegido era José Azevedo, pero no se encontraba muy bien y Bruyneel habló con los compañeros para invertir los papeles", dijo.
Armstrong reconoció que se dirigió a sus compañeros de escapada cuando se creó el grupo definitivo a 10 kms de meta. "Le dije primero a Rasmussen y luego a los demás que debíamos tirar para sacar diferencias y que se trataba de un momento importante para ello", explicó.
"Rasmussen me impresionó en la etapa de Los Vosgos que ganó. Tuvo mucho mérito que mantuviera la ventaja ante el acoso de Moreau y Voigt. Eso no era fácil", dijo del ciclista nórdico.