NUEVA YORK.- Una vez más la personalidad inquieta y buscadora de nuevos retos surgió dentro del veterano Larry Brown, quien, a sus 64 años, ha logrado el gran "sueño" y reto de dirigir a los Knicks de Nueva York.
Aunque sólo falta la presentación oficial, que se hará hoy mismo en el Madison Square Garden de Nueva York, Brown, que hace una semana era la gran incógnita en la NBA al no saberse si continuaría con los Pistons de Detroit, ya tiene cerrado un nuevo contrato por cinco años con los Knicks, quienes la pagarán entre 50 y 60 millones de dólares.
Brown no consideró suficiente haber logrado un título de liga, el primero de su carrera profesional, y disputar dos finales de la NBA consecutivas en sólo dos temporadas al frente de los Pistons, y preparó todo para que los directivos del equipo de Detroit comprasen su contrato por tres años más para quedar libre.
El entrenador "itinerante" de la NBA, que precisamente creció en el área de Brooklyn, dirigirá al octavo equipo desde que llegó hace 22 años al profesionalismo para conseguir una marca ganadora de 987-741.
"Sin lugar a dudas entrenar alguna vez a los Knicks sería el puesto soñado", comentó Brown al comienzo de este año cuando luchaba por recuperar a los Pistons y su condición de campeones defensores.
El "sueño" se hizo realidad y Brown será el entrenador número 22 en la historia de los Knicks para unirse a nombres de los legendarios Joe Lapchick, Red Holzman, Pat Riley y Lenny Wilkens, que también dirigieron a uno de los equipos con más historia dentro de la NBA.
A reflotar un equipo hundido
Pero al margen de la gran trayectoria histórica del equipo, la realidad para los Knicks no es la mejor ya que la pasada temporada quedaron los últimos en la División del Atlántico con marca de 33-49, sin poder llegar a la fase final del campeonato.
Brown también se convierte en el cuarto entrenador en ocupar el puesto de los Knicks en los últimos 19 meses, lo que demuestra la gran crisis de juego por la que atraviese el equipo, donde el presidente es el siempre "cuestionado" Isiah Thomas.
Los tres anteriores que encabezó Don Chaney, Wilkens y Herb Williams, quien estaba de interino en el cargo, no pudieron hacer nada por salvar a los Knicks de la mediocridad de su juego, que perdieron después que Jeff Van Gundy dimitió ante la falta de disciplina e interés de los jugadores en el campo.
La mejor demostración de la crisis de juego está en los resultados y la perdida de presencia entre los mejores, pues desde 1999 no disputan unas finales de la NBA y no tienen un título de liga desde la de 1973, que es el último que ganaron bajo la dirección del legendario Holzman.
El reto profesional para Brown, que espera estar completamente recuperado de los problemas de salud relacionados con la vejiga, es muy grande porque llega a una organización donde la exigencia del mundo neoyorquino es asfixiante.
Además, Brown se tendrá que hacer cargo de una plantilla poco uniforme, con una mezcla descompensada de jóvenes valores y veteranos que tienen una salarios muy altos, pero que luego en el campo no aportan el mismo rendimiento.
Entre ellos se encuentra el polémico base Stephon Marbury, que ya conoce la personalidad de Brown y no le cayó muy bien por la relación tensa que mantuvieron durante los pasados Juegos Olímpicos de Atenas 2005, cuando ambos formaban parte del equipo nacional de Estados Unidos, que al final se tuvo que conformar con la frustrante medalla de bronce.
Brown era el máximo responsable técnico y Marbury, que públicamente ya ha dicho que no tiene ningún problema con su llegada a los Knicks, se enfrentaron por lo poco disciplinado que era el base cuando estaba en el campo.
El nuevo entrenador de los Knicks es consciente de la responsabilidad que ha adquirido, pero también siente que después de haber pasado por los Pistons, Sixers de Filadelfia, Indiana Pacers, Los Angeles Clippers, San Antonio Spurs, New Jersey Nets y Denver Nuggets, llegar a Nueva York es sin discusión el gran empleo que buscaba.
Sin embargo, también, si al final no consigue un título de liga como lo hizo nada más llegar a los Pistons, puede convertir su experiencia con los Knicks en la mayor frustración de su triunfal carrera, que lo ha convertido en el único entrenador que lo posee dentro del baloncesto universitario con los Jayhawks de Kansas y de la desaparecida ABA con los Cougars de Carolina.
De momento, para Brown, que descansa en su casa de Nueva York con su familia, ha dicho que lo más importante es recuperarse por completo de los problemas de salud y estar listo para su primera cita con los Knicks y el mundo único de Nueva York.