TRUJILLO.- Brasil se clasificó hoy con drama a la final del Mundial Sub 17 de fútbol, al vencer por 4-3 a Turquía con un gol de Igor a los 90 minutos, con lo que el próximo domingo disputará el título frente a México.
Brasil, ganador de tres de los cuatro últimos mundiales de la categoría, marcó por Celso a los 13 segundos, Anderson a los 26 minutos y Marcelo a los 32, pero Turquía igualó por medio de Caner Erkin a los 47, Tevfik Kose a los 70 y Nuri Sahin a los 75, hasta que Igor definió en la agonía.
La llamada "final anticipada", comenzó a generar emociones literalmente desde la primera jugada, gracias a un fuera de serie: Anderson. El brasileño recibió el pase en el toque de inicio, se llevó a la defensa y se la dio a Celso para que marcara el primero cuando ningún turco había tocado el balón.
Turquía, un equipo de gran calidad técnica y con individualidades brillantes, se volcó con todo al ataque, pero esa vehemencia le significó descuidar las espaldas y someterse a venenosos contragolpes.
Así, los otomanos tenían la pelota, pero los sudamericanos generaban el verdadero riesgo. A los 17 minutos, Anderson, con un tiro libre desde un ángulo difícil, por poco aumenta, pero el balón dio en el travesaño.
Por eso no sorprendió que llegara el segundo y que el autor fuera el propio Anderson, que tomó el balón, eludió a todo el que se le paró por delante y concretó una joya que lo consolida como el más firme aspirante a ser proclamado el mejor jugador del Mundial.
Otra estocada llegó más tarde, cuando uno de los jugadores más discretos de Brasil, Marcelo, ganó la última línea y tiró un centro que el arquero Babacan, en su afán de rechazar, terminó por meter.
En Turquía, donde no funcionaba el estelar Sahin, había desazón. Para completar, terminó el primer tiempo con un hombre menos, porque Ferin no soportó que Anderson le pasara el balón por entre las piernas y le propinó un puñetazo que mereció la roja.
Todos creían liquidado el asunto, menos los otomanos, que se sabían dispuestos a entregar hasta la última gota de sudor y que ganaron mucho con el ingreso de Ozcan.
El segundo tiempo comenzó con un rápido descuento, concretado por Erkin tras una jugada colectiva. Brasil siguió con los contragolpes, pero Celso dilapidó tres opciones claras en apenas cinco minutos, lo que pareció estimular aún más al gran cuadro europeo.
Esa persistencia tuvo su premio con un nuevo gol. Un tiro libre desde la derecha fue bien aprovechado por Kose, que ganó en el salto y cabeceó preciso para añadirle emoción a un partido que minutos antes parecía liquidado.
Y después llegó lo que parecía imposible. Y no de cualquier manera: Sahin, ya resucitado, sacó desde la izquierda, de larga distancia, un tiro de antología que tomó a Felipe adelantado para el 3-3. A esa altura, nadie se acordaba que Turquía sólo tenía 10 hombres, pues dominaba a un rival confundido.
Después las llegadas se sucedieron en ambos arcos, ante el alborozo de los aficionados de Trujillo, sorprendidos de que equipos de adolescentes pudieran jugar con ese nivel. El público a esa altura estaba abiertamente del lado de los europeos.
A lo último, cuando todo indicaba que serían necesarios 90 minutos extra, apareció de nuevo la magia de Anderson para habilitar a Igor. Recién ahí, Turquía tiró la toalla y se quedó con nueve por expulsión de Kesci.
En la primera semifinal, México derrotó a Holanda por 4-0, con lo que el domingo se verá en Lima una definición latinoamericana entre la mayor potencia futbolística del sur del continente y la mayor potencia del norte.
