WASHINGTON.- Jason Collier, jugador de la NBA desde hace cinco temporadas, murió imprevistamente a los 28 años de edad, aparentemente como consecuencia de una afección cardíaca.
Collier, que jugaba en los Atlanta Hawks, tenía 2,10 metros de estatura y 117 kilogramos de peso, había iniciado su carrera en los Houston Rockets.
Según los primeros informes, Collier se descompuso en su casa esta madrugada y acusó problemas respiratorios antes de perder el conocimiento.
Los esfuerzos de los médicos socorristas que llegaron hasta su domicilio fueron vanos por salvarle la vida.
El manager general de los Hawks, Billy Knight, confirmó que el jugador había superado sin inconvenientes los controles médicos del plantel previas al inicio de la temporada, que se encuentra actualmente en receso.
El padre del malogrado basquetbolista, Jeff Collier, aseguró que su hijo nunca había tenido problemas de salud, salvo algunas lesiones en sus rodillas.
Al conocerse la noticia, el plantel de los Hawks suspendió los entrenamientos de pretemporada en señal de luto, pero se informó que jugarán un partido de entrenamiento el lunes en Charlotte.
La de Collier no es la primera muerte imprevista y misteriosa en el deporte estadounidense este año. En el verano (boreal) también falleció en Denver el jugador de fútbol americano Thomas Herrion, que militaba en los San Francisco 49ers.
Herrion se desvaneció en los vestuarios después de disputar un partido en la que era su primera temporada como profesional.
