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Fútbol: Di Canio desafía a todos y seguirá con su polémico saludo

Pese a que fue sancionado con una fecha de suspensión por saludar al público con el brazo en alto, imitando el gesto fascista, el jugador afirmó que volverá a hacerlo porque no considera que sea racista.

20 de Diciembre de 2005 | 09:29 | DPA
ROMA.- A Paolo Di Canio le gusta la polémica. Se peleó toda su carrera por los campos de fútbol de Italia e Inglaterra y acumuló tantos enemigos en los equipos rivales como amigos en sus hinchadas por su entrega en el campo. Pero a sus 37 años alcanzó el cénit de la provocación al saludar con el brazo levantado al estilo fascista y al reafirmarse en ello pese a ser sancionado.

La cuestión del brazo levantado del delantero de la Lazio, saludo fascista o saludo romano (como lo llaman en Italia en referencia al saludo al emperador en la antigua Roma), se está convirtiendo en un pulso entre el jugador, la justicia deportiva y la opinión pública italiana.

"Estoy alucinado con esta sanción, es una injusticia pero sobre todo una sentencia política. Yo saludo así y lo haré siempre, lo que hicieron es una vergüenza y me vienen más ganas de rebelarme", dijo Di Canio en una transmisión televisiva en la noche del lunes.

La sentencia se refería al partido Lazio-Juventus del sábado, cuando el jugador repitió el gesto ya realizado una semana antes contra el Livorno. Esta vez el saludo le costó un partido de sanción y una multa de 10.000 euros (casi 12.000 dólares), la misma cantidad que también tendrá que pagar la Lazio por responsabilidad objetiva.

En la justificación del juez deportivo se lee que Di Canio saludó con la mano levantada a sus aficionados en el momento del cambio de campo, en lo que se considero "un saludo romano, que constituye una violación del reglamento, pues no se consiente a los jugadores aprovechar un encuentro para evocar cualquier tipo de ideología o de pertenencia política con gestos".

Di Canio acusa de "prohibir la libre expresión" y repite que el saludo se refiere a lo que se hacía en la antigua Roma y "que se trata de un sentido de pertenencia a un grupo de aficionados, ni evoca el régimen fascista y aún menos es un saludo racista".

El gesto de Di Canio sigue siendo objeto de un profundo debate en Italia, sobre todo porque llevó al primer plano la relación de la política con el fútbol.

La constitución italiana no permite la apología del fascismo, pero el país se pregunta si la política no tiene que entrar en el fútbol, qué se hará con las banderas rojas con la hoz y el martillo que se ondean habitualmente en el estadio del Livorno o con el puño levantado del capitán Cristiano Lucarelli.

Por ahora, el entrenador de la Lazio, Delio Rossi, y su presidente, Claudio Lotito, defienden al jugador explicando que no se trata de un gesto político y que no hay racismo en el saludo de Di Canio.

No opina así, sin embargo, el máximo mandatario de la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado), Joseph Blatter, que cree que la imposición de multas "no tiene ningún efecto" para solucionar el problema, que es una "vergüenza para el deporte".

El escándalo llegó a un punto que el francés de color de la Juventus Lilian Thuram, un gran luchador contra el racismo en el deporte, pidió explicaciones a Di Canio antes del encuentro del sábado.

"Me explicó que el saludo no es racista, sino que pertenece a la antigua Roma. Le pregunté si sabía que ese gesto evocaba los millones de muertos por el fascismo y Di Canio respondió que nunca haría algo de ese tipo, que no se consideraba racista y que tenía un gran relación con sus compañeros de color", explicó Thuram.

Sin embargo, la justicia deportiva aplica el reglamento y si Di Canio continúa saludando con el brazo levantado, fascista, romano o como quiera llamarlo, se quedará en las gradas en vez de salir al campo.
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