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Australia, escenario para un cambio en el tenis femenino

Ya no se escuchan frases como "están en otro nivel", "juegan en una liga diferente" o "son inalcanzables" respecto al juego de las primeras clasificadas. Ahora hay más lucha y hartas sorpresas.

18 de Enero de 2006 | 09:12 | DPA
MELBOURNE.- Algo está cambiando en el tenis femenino, y por primera vez en muchos años no tiene nada que ver con la imagen, los vestidos o el atractivo de las jugadoras. Se trata del juego mismo, que como está demostrando el Abierto de Australia, es ahora mucho más competitivo.

Hace menos de un lustro, los cuadros femeninos de un Grand Slam eran una ruina para las casas de apuestas: sólo mirando el ranking mundial de tenis era muy difícil errar en quiénes estarían en las instancias decisivas.

Las hermanas Williams, Martina Hingis, Mónica Seles, Lindsay Davenport, Jennifer Capriati o las belgas Justine Henin-Hardenne y Kim Clijsters se paseaban por la primera semana triturando rivales que apenas lograban anotarse un juego.

"Están en otro nivel", "juegan en una liga diferente", "son inalcanzables", decían una y otra vez las derrotadas. Pero el coto privado de las cabezas de serie parece haber tocado a su fin, porque las "oprimidas" han lanzado la revolución.

"El tenis femenino está cambiando un poco. No podemos decir que la primera semana sea fácil para las favoritas. Es diferente ahora porque se pueden ver resultados complicados en las primeras rondas para las primeras cabezas de serie. Ahora necesitamos estar al cien por ciento todo el tiempo, y creo que eso es un cambio respecto a hace un par de años", afirmó hoy Henin-Hardenne, ex número uno del mundo.

La belga, cabeza de serie número 8, habló con conocimiento de causa. Acababa de ganar un duro partido a una checa de 27 años llamada Hana Sromova, que debutaba en un "grande" y que le obligó a emplearse a fondo. La campeona de cuatro torneos del Grand Slam sólo vio el triunfo claro cuando la checa se torció un tobillo al comienzo del segundo set y entregó el choque por 7-6(2) y 6-1.

Un ejemplo más claro aún lo representó Venus Williams. La estadounidense cayó el lunes por 2-6, 6-0 y 9-7 en primera ronda ante la búlgara Tszvetana Pironkova, que también debutaba en un Grand Slam.

El resultado habla por sí sólo, especialmente el segundo set. La mayor de las Williams no se quedaba a cero en un set desde la final de Varsovia 2003 ante la francesa Amelie Mauresmo, y entonces estaba lesionada. En plena forma hay que remontarse hasta los cuartos de final de Roland Garros 2000, cuando la española Arantxa Sánchez Vicario la derrotó por 6-0, 1-6 y 6-2.

Más atrás incluso hay que llegar para encontrar cuándo una jugadora no cabeza de serie le endosaba un "cero" a Venus: fue Chanda Rubin, en Amelia Island, en 1997, cuando la futura número uno del mundo tenía 17 años.

No sólo Venus Williams fue víctima del cambio. Once de las 32 cabezas de serie se quedaron en el camino en los tres primeros días del torneo de Melbourne, y muchas de las que sí pasaron, como Henin-Hardenne, Amelie Mauresmo, Anastasis Myskina, Svetlana Kuznetsova o la propia Davenport, líder del ranking, pasaron grandes apuros.

No existen razones técnicas o de reglamento para explicar la alteración del orden establecido, porque los materiales y las normas son las mismas con las que un puñado de tenistas apabullaban a todas las demás. Tampoco es apreciable un descenso en el rendimiento de las tenistas "top". Según las jugadoras del circuito, las Williams y compañía "siguen pegando igual de fuerte que antes".

La razón, según todas, estriba en que las que antes eran "corderos" ahora decidieron ponerse la piel de lobo.

"Las jugadoras se dieron cuenta de que no es imposible ganar a las tops, que no hay que salir a la cancha intimidadas. El nivel ahora es mucho más alto", explica la argentina Gisela Dulko, que aseguró que el asunto se habla permanentemente en los vestuarios de los torneos femeninos.

"Ya no se les tiene ese respeto enorme que las hacía parecer inalcanzables", asegura la colombiana Catalina Castaño. "El dinero de los torneos también ha subido, y eso incentiva", apostilla.

"Antes entrabas a la pista y pensabas por favor, quiero hacer un juego. Ahora entran a disfrutar, saben que no tienen nada que perder y a intentar hasta ganar", concluye la española Anabel Medina Garrigues.

El resultado es que las casas de apuestas ya hacen negocio con las primeras rondas de los torneos femeninos, y sobre todo que los espectadores tienen un espectáculo mucho más atractivo.

El cambio se nota más allá de las tablas de resultados, porque según la WTA, la organización que rige el tenis femenino, las audiencias televisivas están subiendo. Y no por una falda más corta o un escote más atrevido, sino porque el tenis es en general mejor.