MADRID.- El Espanyol rompió los pronósticos y conquistó la Copa del Rey al derrotar al Zaragoza por 4-1 en una final apasionante que se resolvió gracias al talento de Iván de la Peña, a la inteligencia de Raúl Tamudo y la efectividad de Luis García.
El encuentro tuvo más nervio que espectáculo y el Espanyol mostró más temple que su rival para conquistar su cuarta Copa del Rey, todo un logro para un equipo que está luchando por la permanencia en la liga española. Así de hermoso y de imprevisible es este torneo.
Las lágrimas quedaron para un Zaragoza que corrió una maratón para caer extenuado a un metro de la llegada. Eliminó al Atlético de Madrid, al Barcelona y al Real Madrid, pero perdió en el partido más trascendente, el que decidía el título.
El primer gol llegó casi sin tiempo de saborear el magnífico ambiente del estadio Santiago Bernabéu y el Espanyol fue el primero en golpear. A los dos minutos Iván de la Peña ejecutó con maestría un libre directo frontal y el balón se estrelló en la madera. Tamudo, tan listo como siempre, cazó el rechazoe y lo mandó a la red con la cabeza.
El equipo catalán, amparado en su pronta ventaja, tocó bien ante un Zaragoza ligeramente desconcertado. Pero la defensa del Espanyol suele ofrecer alegrías a sus rivales y eso mismo sucedió a los 28 minutos, cuando el Zaragoza colgó un balón al área. Oscar prolongó hacia atrás y Ewerthon marcó a dos metros de la portería.
El partido se llenó de patadas y tarjetas amarillas, con dos equipos más preocupados del árbitro que del balón. Pero por allí apareció de nuevo Tamudo para rescatar algo de fútbol. A los 33 minutos, recibió un buen balón adelantado de De la Peña, giró, puso un precioso centro medido hacia el punto de penal, apareció Luis García como un águila imperial y marcó con un extraordinario cabezazo. Fue, con diferencia, lo mejor de una primera parte confusa, pero llena de goles.
En el minuto 70, De la Peña tomó un balón en la línea del centro del campo y De la Peña puso un excelente pase profundo sobre Coro, quien emprendió una carrera de 60 metros que culminó con un remate raso ante la blanda salida de César.
La final se acabó a los 75 minutos, tras un error tan impropio de un jugador como César. El portero zaragocista se fue a buscar un balón cerca del fondo ocupado por los seguidores del Espanyol, quienes le arrojaron algunos objetos. César, muy nervioso, tomó una de las botellas del suelo y la arrojó hacia la afición rival. La desconsideración le valió su segunda tarjeta amarilla y la consiguiente expulsión.
Luis García completó la goleada con un espectacular lanzamiento desde la frontal que entró junto al palo derecho de Valbuena, el sustituto de César.
La hinchada del Zaragoza acabó gritando "¡A segunda!", un canto dirigido hacia un Espanyol que mañana volverá a la dura realidad de luchar por la permanencia en primera división. Al equipo catalán le dio lo mismo porque ya nadie le podía quitar un premio tan valioso como una Copa del Rey. Y nadie le discutirá su enorme mérito.
Espanyol: Kameni; Zabaleta, Lopo, Jarque, David García; Ito (Coro, min.60), Fredson (Moisés, min. 60), Costa; De la Peña, Luis García y Tamudo (Pandiani, min. 76).
Real Zaragoza: César; Ponzio, Alvaro, Milito, Toledo (Valbuena, min.75); Oscar (Savio, min.50), Zapater, Celades (Movilla, min.65), Cani; Ewerthon y Diego Milito.
Goles: 1-0. Min. 2. Tamudo, de cabeza, abre el marcador tras mandar De la Peña un tiro de falta al larguero. 1-1. Min. 28. Ewerthon, de cabeza, empata. 2-1. Min. 33. Luis García, también con la testa, a pase de Tamudo. 3-1. Min. 71. Coro culmina un contragolpe. 4-1. Min. 86. Luis García culmina la final con un tiro cruzado.
Arbitro: Luis Medina Cantalejo (Comité andaluz). Mostró cartulina amarilla a Jarque (16’), Ito (18’), Tamudo (74’), del Espanyol y a Oscar (26’), Gabriel Milito (36’), Celades (48’), del Real Zaragoza. Expulsó a César por doble amarilla en el minuto 74.
