LONDRES.- El Villarreal de Manuel Pellegrini no pudo hacer historia en el último capítulo internacional del estadio Highbury, al caer por 1-0 ante el Arsenal en la primera semifinal de la Liga de Campeones, en un resultado qie deja abierta la serie para lo que puedam hacer ambos la próxima semana en El Madrigal.
El equipo español tuvo problemas para controlar al veloz equipo londinense liderado por Thierry Henry y no fue un cuadro lleno de ideas ofensivas como en otras jornadas, pero su mérito fue no desesperar en los mejores momentos de su rival para terminar llevándose un estratégico 0-1, que para nada le pone firma a la llave.
Los rápidos movimientos de balón de los locales desde los primeros minutos generaron dolores de cabeza en la herida defensa española, especialmente cuando Henry encontró en la franja izquierda un sector ideal para explotar su velocidad y gran técnica.
A los 12' Henry pensó que anotaba el 1-0 con una delicada definición cruzada, pero luego se percató que la acción estaba anulada por fuera de juego. Fue el primer gran aviso de los locales.
Villarreal fue afirmándose en la cancha y apretando las piezas flojas que desequilibraban su andamiaje, remedando gran parte de sus errores, menos ese permeable sector derecho que siguió siendo explotado por los locales.
Así llegó la única cifra del partido. Henry pensó rápido y con un veloz movimiento de balón dejó solo a Alexander Hleb para entrar por la izquierda. El beloruso correspondió con un centro mortal, rasante al medio, que el marfieño Kolo Touré transformó en gol sin mayores dificultades.
Se encendía el Arsenal con 1-0, pero para bien del Villarreal llegó el mediotiempo y, al reiniciarse el juego, una nueva estrategia algo más conformista. Los españoles recordaron su buen trato de balón y lo usaron para desesperar a su rival, pero sólo le servía a ratos. Todas las jugadas las intentaba culminar con pelotazos profundos que raramente revistieron algún peligro para los ingleses.
Para el equipo de Pellegrini, un par de tiros libres de Riquelme, otro remate de distancia el propio argentino y una intentona similar de Marcos Senna, fueron las llegadas más claras a lo largo del partido, escasas para inquietar a un equipo sólido en defensa, que de paso amplió su récord absoluto en la Liga de Campeones al acumular 829 minutos sin recibir goles.
Villarreal puso el partido en el congelador en la última media hora y la receta le sirvió: el partido se alejó de las porterías y el 1-0 quedó intacto en el marcador de goles.
Así se bajó el telón al primer enfrentamiento entre ambos equipos por estas semifinales europeas, que tendrán su partido de vuelta la próxima semana en el recinto de El Madrigal. Ahí los locales deberán revertir un marcador que a primera vista aparece como posible, pero que cobra distancia al observar lo difícil que le fue al cuadro de Pellegrini abordar el vertiginoso accionar de los dirigidos por Arsene Wenger.
