Brother Derek. |
PIMLICO, Estados Unidos.- El jinete panameño Alex Solís se dirigió hacia donde estaba Dan Hendricks y se arrodilló frente a la silla de ruedas del preparador, segundos después de conducir a Brother Derek en el tradicional Derby de Kentucky.
"Nunca tuve la oportunidad", comentó el jockey, apoyando sus manos en las rodillas de Hendricks.
Hendricks respondió dándole una palmadita en los nudillos tanto a su hijo de 10 años como al jinete panameño.
Apenas podían creer que segundos antes eran víctima de la superfaena de Bárbaro, que ganó con la enorme ventaja de 6 y medio cuerpos bajo la conducción del peruano Edgar Prado, pero no fueron las únicas esperanzas que se perdieron en la polvareda levantada por una veintena de caballos a lo largo de los 2.000 metros.
También sucumbieron purasangres como Lawyer Ron y el prestigioso trío de Bob and John, Point Determined y Sinister Minister presentado por Bob Baffert.
Mientras Brother Derek igualaba el cuarto puesto, Point Determined llegaba de noveno, Lawyer Ron de duodécima, Sinister Minister ocupó el puesto 16 y Bob and John superó a tres ejemplares.
"Lo sacudió (a Brother Derek) una verdadera polvareda en la recta de enfrente y se veía como saltaba de un lado para otro, como buscando lugar para desenvolverse", comentó Hendricks, quien vio la carrera por la televisión en un túnel adyacente.
Bárbaro. |
"Siempre pensamos que lo grande del lote podía dificultar nuestras posibilidades y así ocurrió", analizó Hendricks. "Parece que fue demasiado tener que superar la salida desde el puesto 18, desplazarse por fuera y la tierra (que golpeaba incesamente al potro acostubrado a correr en los primeros puestos)".
Sin embargo, Hendricks estaba de todo menos abatido después de que su pupilo fuera vencido por 9 y medio cuerpos. De hecho, en aquella tarde sabatina en Churchill Downs ya vislumbraba el próximo paso: el Preakness Stakes, segunda joya de la Triple Corona, a disputarse en dos semanas.
"De verdad que me alegré (por lo que hizo su caballo, pese a las circunstancias)", subrayó Hendricks. "Tendremos una mejor chance en el Preakness, donde las curvas (en Pimlico, Maryland) son más cerradas y usaremoms mejor nuestra velocidad".
Solís se levantó y se preparó para reanudar el viaje a California, donde 24 horas más tarde montaría en el hipódromo Hollywood Park. Hendricks lo despidió con una sonriente advertencia.
"Tenemos que ganar el Preakness", señaló Hendricks.
"Lo haremos", respondió esperanzado Solís.
